Qué fue de Sophie Wilder nos habla precisamente de esa amiga, de ese primer gran amor, de esa incertidumbre que nos hace preguntarnos por aquellos que alguna vez estuvieron a nuestro lado, formando parte de nuestro destino, y que hoy vuelven ya no solo como un recuerdo, sino como una nueva oportunidad.
Christopher R. Beha nos presenta su nueva y primera novela con un tono característico y particular de la mano de una personaje principal: Sophie Wilder, cuyo apellido (en inglés wild, “salvaje”) no representa meramente una coincidencia.
Sophie es, cuanto menos, una de esas mujeres enigmáticas, una de esas personalidades indescifrables y chocantes que se presenta como un misterio de principio a fin, y que, a mi parecer, al mismo tiempo nos está tratando de hacer ver el parecido que todos guardamos con ella.
La narración se realiza mediante dos puntos de vista distintos: uno de ellos contado en primera persona por Charlie Blakeman, quien conoció a Sophie en la universidad y se enamoró perdidamente de ella; y el otro en tercera persona para centrarse en el presente de esta desconcertante mujer.
Christopher R. Beha
Es cierto que no logré congeniar demasiado con la historia, que no será de esos libros que recuerde con nostalgia y que nada en mi pensamiento me hará preguntarme qué fue de ella, de Sophie, pero sí es verdad que logró tocar alguna de esas fibras profundas y sensibles que uno prefiere ocultar. ¿Qué es lo busco en la vida? ¿Qué es para mí la felicidad? Y sobre todo ¿soy realmente feliz?
No cabe duda de que es una historia cruel y real como la vida misma, pero sobre todo creo que es una apuesta diferente. No solo por la protagonista, si no por las reflexiones que ofrece y los temas que toca: la escritura como oficio y la religión, siendo este último de los que más me sorprendió para bien y para mal.
Esta no es exactamente una recomendación, porque creo que es de esas novelas que cada quien debe interpretar a su manera y que cada quien apreciará de una u otra forma. El sí o el no lo tenéis vosotros… yo es que hoy me siento un poco Sophie.