El conducto nasolagrimal es el responsable de transportar las lágrimas desde el saco lagrimal, un espacio en el que se conectan los conductos lagrimales, hasta la cavidad nasal. Cuando se produce un exceso de lágrimas, este fluye a través de este conducto, de ahí que cuando lloramos la nariz comience a gotear y necesitemos sonarnos. La obstrucción del conducto nasolagrimal lleva a un desbordamiento por exceso de lágrimas que se conoce como epifora.
En los recién nacidos no es algo raro que este conducto no se haya desarrollado completamente, o que en su defecto, pueda estar parcialmente cerrado, el bloqueo de este conducto provoca que el ojo llore frecuentemente (epifora) y que después de dormir tenga exceso de legañas.
En muchas ocasiones este problema se soluciona solo y antes de que el bebé cumpla un año de edad, pero ¿qué debemos hacer ante una obstrucción del conducto nasolagrimal persistente? Generalmente los pediatras recomiendan realizar un masaje en la zona del conducto lagrimal para facilitar que se abra y realizar una limpieza con manzanilla.
En caso de que no se solucione el problema, se procede a otro tipo de tratamiento, se trata de sondear el conducto con la ayuda de una pequeña sonda, el bebé no sufre dolor ya que se aplica anestesia y prácticamente en todos los casos se resuelve el problema. En algunos casos más severos se llega a colocar un pequeño tubo para mantener abierto el conducto y posteriormente es retirado. Este trastorno suele afectar únicamente a un ojo y es un problema que no se puede prevenir, los padres lo detectan cuando aprecian un lagrimeo inusual y excesivo durante las tres primeras semanas después del nacimiento.
Volviendo al tema del masaje, éste se debe realizar tres veces al día, hay que masajear suavemente la zona situada entre el lagrimal y la raíz de la nariz (lugar donde se ubica el saco lagrimal), para facilitar que el conducto se libere. Cuando el masaje no funciona, las lágrimas se estancan en el saco lagrimal y puede dar lugar a una conjuntivitis, hay que tener en cuenta que es posible que el conducto lagrimal se hubiera desobstruido y sin embargo, las legañas puedan persistir a causa de la conjuntivitis.
En este caso el pediatra procederá a prescribir un antibiótico (generalmente una pomada oftalmológica) y el problema se habrá solucionado en unos días.
Foto | Harald Groven
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Qué hacer ante una obstrucción del conducto nasolagrimal del bebé