Revista Cine

¿Qué hemos hecho para merecernos a éstos?: Cascabel del cine español (3 de 3)

Publicado el 19 agosto 2013 por Cineinvisible @cineinvisib

La ausencia prolongada o, sencillamente, la inexistencia de todas las circunstancias anteriores (comentadas en nuestra serpiente veraniega anterior) ha llevado a nuestro cine a perder 40 millones de espectadores en 7 años (de 2004 a 2011) y que, en 2012, dejaran de asistir a sus salas cuatro millones más.Diana-Lorys-Gritos-en-la-nocheQuizás agosto resulte ser el mejor momento para que todos hagamos examen de conciencia (productores -¿sucesivas cosechas españolas alejadas del público adulto?- distribuidores -¿ausencia de riesgo?- o exhibidores -¿falta de confianza en el espectador?-…). Un ejemplo de la banalidad de nuestra cartelera: Hannah Arendt se consideraba una de esas pelis “inestrenables para el público español”, Golem se arriesga (bravo, de nuevo, por vuestra excelente selección) y, tras 7 semanas de explotación, una lección que no deberíamos olvidar: el thriller filosófico alemán triunfa con más de 800 € por copia y el blockbuster americano del Hombre de Acero no llega siquiera a 300. Al final, la heroína del verano es Hannah Arendt. Harry1Pero la serpiente cascabel más venenosa de toda nuestra historia de nuestro cine recae, digámoslo clara y abiertamente, en una clase política dirigente que, como mínimo, ha ignorado nuestra industria o, como es más frecuente, le tiene un alucinante terror. Si históricamente debíamos habernos impuesto en todo el mercado español del sonoro (el cine español sigue recaudando más en el exterior que dentro de sus fronteras y México es su principal cliente), en un momento en que  mitad de Europa estaba en guerra y el mundo pedía a gritos evasión, se optó utilizarla como medio de propaganda. h7A partir de la democracia, la situación no mejoró dado que todo lo relacionado con cultura visual suene a chino, hay que ignorarlo, se considera destinado a una minoría o un lujo innecesario. Todo lo que conlleve ideas, propuestas u opiniones diferentes recuerda, en general, al significado del título de un gran libro: Las mujeres que leen son peligrosas. No hablemos de si el espectador va al cine, sin omitir el pecado capital, ir al teatro… great-gatsby-champagneUn hecho puede ser analizado, presentado (o como es habitual deformado) de diferentes maneras. España, se nos repite (machaca, para ser exactos), es el segundo país en piratería. Que vaya por delante de todo la defensa a ultranza  de todos y cada uno de los derechos de propiedad intelectual de cualquier obra, pero que 45 millones de personas se sitúen tras toda la población china en buscar películas, libros, imágenes confirma que el público español es uno de los más activos, interesados, curiosos y hambrientos de todo el planeta.AH7Tuve la suerte de conocer a un premio Nobel de Literatura, antes de que lo fuese, y me comentó que robar un libro de una biblioteca no debía ser considerado un delito sino una hazaña. En tono jocoso, pero con su fondo de verdad, explicaba que ya era un bastante mérito era ir a la biblio, escoger un libro, arriesgarse a ser pillado, humillado…

Con el cine ocurre algo similar: se facilita un acceso a internet impresionante (bien pagado que sirve para que muchas empresas luzcan brillantísimos beneficios), una espectacular paleta de opciones al alcance de la mano (o del dedo del click, para ser más exactos) y, por si fuera poco, en la mayoría de los casos no se puede disfrutar de ellas de ninguna otra manera (a ojo, más o menos, el 60% de las películas de cine invisible todavía no se han estrenado). En resumen, tienes todo esto delante de ti, no puedes ir a verlo al cine pero, sobre todo, no te atrevas a acercarte. No puede existir peor suplicio. De ahí que no me extraña que surja la teoría de legítima defensa cultural cuando no existe otro medio lícito.De nuevo nuestra clase dirigente se abstiene de todo interés en la materia. Otros países han conseguido que se pague por los contenidos de información en internet (¿por qué no cinematográficos?), defendido la excepción cultural abiertamente frente al mercantilismo americano… Aquí creo que todavía estamos reflexionando sobre la ley de mecenazgo.

Aun así, pese a todas estas circunstancias que juegan en contra y una situación extremadamente delicada, que no se vea cine en las salas no quiere decir que se haya olvidado por completo el séptimo arte en nuestro país. Frente a la sequía de hace tan solo unos años, la asistencia masiva del público a los festivales tradicionales y su participación en los on line (el excelente Márgenes es un claro ejemplo), las nuevas formas de exhibición, con el paraíso Filmin, a la cabeza, y mil plataformas legales más (os recomiendo el blog de nuestros compas de Cine Online) y una nueva generación, bastante alejada de los sistemas y modos tradicionales, la denominada CIA (Cinematografía Independiente Actual) española abren un abanico de posibilidades que estoy convencido de que darán muchas y muy buenas sorpresas (que espero sigamos compartiendo juntos).

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Y antes de darnos la vuelta sobre la toalla, una última reflexión: serpientes… haberlas haylas, pero el público español tiene la mandíbula de acero. Buen verano a todos/as.


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