Ya avanzamos que las palabras clave son esas maromas o cuerdas de escalada que empleamos para hacer cumbre en las búsquedas web. Sí, que nos vean los primeritos cuando al cliente le acometa la necesidad de hacer desembolsos. Pero claro, quizás la selección de las palabras no nos resulte tan sencillo, y nos toque horadar varias capas de epidermis craneal (llanamente rascarse la cabeza) para dar con el un buen hatajo de palabras. En estos casos, hay que meterse en la piel del comprador: ¿a qué vocablos recurrirías si anduvieras necesitado de tu producto? Si la imaginación no te acompaña, quizás puedas echar mano de tu familia, amigos, compañeros de trabajo o de algún que otro cliente habitual y ponerles a redactar listas de palabras clave.
Por supuesto, cuídate de lo que añadas a la pócima y no te pases de listo porque un juez puede fallar en tu contra. Al menos, así le ha sucedido a la empresa Masaltos que ha tenido que pleitear por su marca en internet. Dicha compañía, especializada en calzado que permite a los hombres ganar hasta 7 centímetros de perspectiva gracias al alza ergonómica que se oculta en su interior, ha logrado la primera sentencia en España que prohíbe a un competidor utilizar una marca registrada como palabra clave en los buscadores.
Sí, la firma condenada se creyó muy avispada cuando introdujo el nombre de su competencia (mucho mejor posicionada en el mercado) en su selección de palabras clave. “Los anunciantes se benefician de la reputación ajena para mejorar su posicionamiento web, captar más visitas y vender más en la Red”, destaca Masaltos.com en un comunicado.La sentencia ha sido dictada por el Juzgado de lo Mercantil n.º 9 de Madrid y ha finiquitado tres años de jolgorio SEO a costa de la buena reputación de la competencia: “El cliente que en el buscador de Google introduce la marca Masaltos o Masaltos.com ve que junto al enlace a la página del actor aparece como enlace patrocinado la página del demandado, competidor directo que comercializa el mismo producto”.
En fin, sirva esto para escarmentar a los espabilados que gustan de levantar torres con piezas de lego ajenas. Por lo tanto, resulta mucho menos polémico, al menos no se convierte en carnaza de juzgados, recurrir a la imaginación, a los amigos, clientes o al mismo Google que nos presta su sabiduría a través de la herramienta Google Adwords.
Con ella podremos construir nuestro ecosistema de palabras clave, ya que nos sugiere cuáles podemos usar, qué competencia tendremos y la frecuencia con que se buscan. En definitiva, toda una mano amiga para despuntar en los caníbales océanos de las búsquedas web donde hacernos con un buen SEO nos permite comer, empresarialmente hablando, durante meses.
Y lo de siempre, si nos necesitas: silba como Humphrey Bogart.