Revista Psicología

¡Qué linda, parece una mujercita!

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
¡Qué linda, parece una mujercita! Que linda, parece una mujercita

Niños que se visten, calzan, peinan, bailan y hablan como adultos...

Son siempre el resultado de influencias de los adultos, muchas veces sus propios padres u otros familiares cercanos. Ellos a su vez impactados por cuestiones de género, la hipersexualización de la sociedad, el sobredimensionamiento de la éstetica y la asimilación acrítica de patrones impuestos por los medios de comunicación, una buena parte importados. La adultización y erotización de la infancia es un fenómeno que ya nos invade y se masifica en nuestra sociedad. Son múltiples las problemáticas que vienen de la mano de estas perjudiciales prácticas.

Cuando una niña que a pesar de su corta edad, baila frenéticamente con fuertes movimientos pélvicos e insinúa con la ropa que lleva ceñida al cuerpo, formas de la mujer adulta que será, se expone tempranamente a maltratos verbales, miradas lascivas y hasta a la lamentable posibilidad de ser objeto de abusos sexuales. Quienes más la quieren, la desprotegen sin quererlo. Su capacidad mental no puede dar respuesta a cualquier situación que se le pueda suscitar en una sociedad, que a pesar de muchos progresos, sigue siendo marcadamente machista y sexista.

Poco tiempo después -y en los mejores casos- la familia se asombra y lleva a la niña a la consulta psicológica exponiendo que ha perdido el interés por la escuela y que su sexualidad ha despertado tempranamente. Claro, es que "una mujercita" tiene que hacer cosas de mujeres y eso de ir a la escuela cada día ya no tiene gracia alguna, cuando se sueña con lucir como la modelo del último video del reguetonero de moda. Estas niñas se acercan a escuchar las conversaciones de las maestras, tías, amigas de la mamá, son fieles seguidoras de las novelas brasileñas, no desean ir a jugar con sus amiguitas cuando se les conmina a ello y se sienten fuera de lugar.

¡Qué linda, parece una mujercita!

Se genera una asimetría del desarrollo donde el aprendizaje de la lengua española y las matemáticas carecen de atractivo y cuesta esfuerzo, mientras incorporan con especial facilidad muchos aprendizajes de las cotidianidades del mundo adulto. La promiscuidad y el embarazo en la adolescencia, pueden también llegar a la vida de nuestros hijos, como resultado de haberlos impregnado de intereses adultos cuando solo les correspondía estudiar y jugar sanamente.

Bien vale la pena reflexionar antes de dejarnos llevar por tendencias modernas y por una estética que puede parecernos simpática, pero que sin darnos cuenta va modificando la subjetividad y los intereses de los niños. La adultización y erotización de la infancia atenta contra el bienestar psicológico y puede llegar a afectar severamente el desarrollo y el futuro de nuestros hijos.


Volver a la Portada de Logo Paperblog