Qué llevan nuestras venas

ESCUCHA Y SERÁS SABIO, EL COMIENZO DE LA SABIDURÍA ES EL SILENCIO. De Pitágoras

El Sol saldrá a las 6,02h y se pondrá a las 18,08 h.

El Rey del Pollo Frito -léase Ramoncín- decía que por sus venas corrían ríos de alcohol. Semejante majadería me da para pensar que junto a nuestra sangre roja de la justicia fluye un poco de Homero y Platón, mientras Aristóteles mira con perspectiva histórica el ágora griega. Somos hijos del derecho romano, la moral judía y por nuestros vasos sangíneos corre la ciencia de Averroes y Maimónides.

Nos la jugamos en mil batallas siendo ibéros, celtas o vascones, al tiempo que surcábamos los mares uniendo con Elcano lo hasta entonces conocido. Fuimos canallas y dijimos descubrir lo que ya estaba descubierto (que nos perdonen las gentes de América si algún día pueden) por quienes ya estaban allí. Llevamos la sangre del mestizaje con moros y judíos, y aprendimos en sus mezquitas y sinagogas que se es lo que se quiere ser.

Escribimos páginas gloriosas de la mano de grandes como Quevedo o León Felipe y dijimos dar la mano a América, a la que siempre llevamos en el corazón; pero a la que traicionamos con la cartera mirando a los tercios viejos de Flandes y a las guerras de nuestros monarcas imperiales. Nos sacamos las entrañas entre nosotros en guerras cainitas llenas de sin razón para a la vez detener juntos al imperio Otomano en Lepanto o morir de la mano en Trafalgar.

Llevamos sangre mestiza con olor a hoguera inquisitorial, pero dibujamos como nadie el mundo de la mano de Velazquez, Murillo, Dalí o Picasso, al tiempo que unos reyes absolutos unían a cuchillo lo que para ellos era un país, olvidando juramentos y respeto a las tierras que nunca fueron vasallas.

Nota aclaratoria necesaria: quien esto escribe ama a ese País llamado España, a sus gentes, a su cultura y se hace solidario con su historia, pero por encima de todo se siente aforado vizcaíno con derecho a decidir su futuro fuera de ella.