Revista Cultura y Ocio
La mente de Dios contiene infinitas ideas y, sin embargo, Dios es único, ya que la pluralidad de ideas no conlleva extensión.
Ahora bien, ¿cómo aseverar que Dios contiene infinitos cuerpos infinitamente divisibles y, sin embargo, Dios es único? Y si lo extenso no fuera realmente divisible, ¿qué significa ser realmente divisible?
Cabe definir lo divisible de dos maneras:
1) Aquello que puede concebirse como constando de partes distintas. En este sentido, todo lo extenso es divisible.
2) Aquello que puede separarse realmente de un modo absoluto de otros seres, es decir, mediante el vacío.
En este segundo supuesto, bien mirado, lo divisible no es un cuerpo que puede separarse de los demás (ya que éste podría ser indivisible), sino el conjunto de cuerpos que están absolutamente separados.
La incongruencia de esta noción estriba en llamar divisible y atribuir, por tanto, una cualidad a algo que, según la misma noción, no existe realmente, pues al darse una separación absoluta entre los distintos seres no hay entre ellos una relación real, sino imaginaria.
En consecuencia, la noción del punto dos no puede sostenerse. Por lo que, no existiendo una tercera, debe afirmarse que la primera noción de lo divisible es verdadera e irrefutable. De donde se sigue geométricamente la imposibilidad de que lo extenso sea indivisible.
Amigos spinozianos, sostener lo contrario a lo que aquí se concluye es mala metafísica y mala teología. La proposición XIII, 1, de la Ética es el eslabón débil por el que todo el sistema amenaza quiebra.