Revista Cultura y Ocio

Qué más da que nunca llegara el Scalextric

Por Antoniobarba

Estos días recuerda uno la emoción de los días de la infancia, cuando se esperaba la llegada de los Reyes Magos y de los ansiados regalos. En aquel entonces, cuando yo era pequeño, era casi la única época del año -junto con el cumpleaños y tal vez el fin de curso- en la que uno solía recibir regalos. Eran otros tiempos, que los niños de hoy en día, aparentemente tan hastiados y sobrados de cosas, no pueden ni imaginarse. Yo y mis hermanos teníamos un tope de tres juguetes, y los Reyes nunca me trajeron ni el Ibertren, ni el Scalextric, que sí dejaban en otras casas más pudientes.

Ay, ¡aún hoy miro la caja de los Scalextric en las tiendas con aquel deseo de lo que nunca llegó! Qué más daba. Eran días de espera y de ilusión, fuese lo que fuese que uno se encontrara al despertar la mañana del día 6. Al final, lo más importante es mantener la ilusión, y no precisamente por las cosas materiales, sino por todas las curvas y las emociones que la vida te puede deparar. La clave es mantener la ilusión, las ganas y la curiosidad de aprender en este Scalextric que es la vida.


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