Madre! Es una película que no solo invita a la interpretación si no que la exige desde el primer plano y hasta el último. El séptimo largometraje de Darren Aronofsky es una de esas obras que vive mucho más allá de sí misma, estableciéndose en el consciente y subconsciente del espectador de una manera sobrecogedora cuando no terrorífica, propiciando conversaciones (mentales y reales) sobre su posible significado e intencionalidad. Con esto en la cabeza me dispongo de la mejor forma que pueda a poner un poco de orden en el caos (herramienta ampliamente utilizada por Aronofsky) y a crear desde mi perspectiva una suerte de "guía" que no solo sirva para señalar aquellas respuestas que se exponen en la película de manera relativamente sencilla si no -lo más importante- para propiciar que el lector/espectador encuentre las suyas propias.
Todos y cada uno de los elementos de Madre! ejercen un doble papel: Aquel que se nos presenta de manera obvia y aquel que a través del primero debe ser interpretado, es por esto que el primer paso lógico a la hora de analizar la gran metáfora que es Madre! Es entender el doble papel de sus más relevantes elementos y personajes.
El personaje de Jennifer Lawrence es cuidadoso y respetuoso pero con un gran poder constructivo. Vive por y para el hogar que ella y solo ella ha construido (luego entenderemos que esto no es del todo cierto, o al menos no queda del todo claro) y para el que es el amor de su vida, el personaje interpretado por Javier Bardem. Jennifer Lawrence no es otra que la que le da el título a la película: La madre naturaleza. Su cuidado por el orden, su empatía y respeto con el resto de seres (representados de manera variopinta en la película) y hasta su maternal y natural aspecto describen a la perfección una representación humana del tremebundo poder de la naturaleza y su cuidado por cada detalle de la vida que crea y protege.
MADRE! - MUSA CRUDA, MAMÁ HAMBRIENTA
Con la casa Aronofsky utiliza magistralmente elementos del subtexto visual para exponer su significado. La casa de Madre! es una casa rústica en la que encontramos elementos que asociamos a un estilo de vida más tradicional; Los muebles de madera o las cálidas luces en lámparas antiguas ayudan a generar una atmósfera hogareña tremendamente acogedora, no lo entendemos a simple vista pero lo entendemos de manera inconsciente: La casa en Madre! es el único y verdadero hogar del ser humano: El planeta Tierra.
Javier Bardem interpreta a un creativo, en este caso un poeta. Este elemento lo une y lo aleja al mismo tiempo de Lawrence en el sentido en el que aunque ambos son creadores, Bardem lo es a un nivel artístico mientras que Lawrence lo es a un nivel primal, mientras el primero crea poemas ella crea algo mucho más básico y primordial: un hogar. Bardem es ególatra y egoísta y requiere constante admiración hacia él y su obra. Bardem no es otro que Dios, el cual ha creado el mundo con el único objetivo de ser habitado por el ser humano. Esta visión antropocentrista genera un continuo choque con el personaje de Lawrence, generando los conflictos que hacen avanzar la trama.
Ed Harris y Michelle Pfeiffer representan a Adán y Eva. Solo después de que Harris llegue a la casa es cuando llega Pfeiffer (incluso vemos que le falta una costilla en la escena en la que está vomitando en el baño) y son ambos los que comen del fruto prohibido -En la película, destruyen la piedra de Bardem - para acto seguido hacer el amor (La manzana bíblica no es otra cosa que el pecado original que propicia la vida: El sexo). Conociendo el papel de Harris y Pfeiffer se desprende de manera natural el de los hermanos Gleeson que interpretan a Caín (Domnhall Gleeson) el cual asesina a sangre fría a Abel (Brian Gleeson) y que aparecen, tal y como se describe en el relato bíblico, justo después de que sus padres sean desterrados del Jardín del Edén, representado en la película como el estudio de Bardem.
El conjunto de personas que pasan por la casa, despreciando el orden establecido por Lawrence e invadiendo (con el beneplácito de Bardem) la intimidad de la pareja y de su hogar no son otra cosa que la humanidad misma. Humanidad que con la justificación de Dios y con enorme desprecio y violencia destruyen el hogar custodiado por Lawrence sumiéndolo un profundo estado de caos, representando de manera metafórica pero tremendamente explícita y desgarradora la irresponsabilidad y egoísmo del hombre para con la naturaleza.
Con las principales piezas en juego e incluyendo la naturaleza como un personaje más dentro de la mitología bíblica, Aronofsky consigue representar mediante relaciones personales el estado de la relación del ser humano con Dios y el lugar en el que esta relación deja a la naturaleza. Nadie reconoce ni la autoría ni la propiedad ni la potestad de Lawrence respecto a la casa, agradeciendo y alabando exclusivamente la misericordia del Bardem-Dios. La película gira entorno a estos conceptos, que quedan ilustrados en lo grande pero también en lo pequeño, con detalles que pueden parecer insignificantes pero que no lo son: La limonada con alcohol de Pfeiffer para representar la adulteración que practica el ser humano sobre lo que le ofrece la naturaleza, la pareja que salta sobre el fregadero de la cocina negando los avisos de Lawrence evocando a negacionistas del cambio climático, la propia foto de Bardem que lleva Harris, más parecida a la estampa de algún santo que a la foto de un autor, o el poema final de Bardem escrito en dos grandes páginas, evocando las tablas de los diez mandamientos.
Madre! Consigue de manera surrealista pero extrañamente cercana retratar la historia de la humanidad en 120 minutos. Una historia que en el último y más violento acto de la película consigue sumir al espectador en un estado de auténtica y terrorífica catarsis. La invasión del hogar por esa amalgama de fanáticos del poeta es total y el director -con un increíble dominio del lenguaje cinematográfico- consigue hacer un repaso por todos y cada uno de los males que ha provocado y provoca el ser humano en su paso por La Tierra: Guerra, destrucción, fanatismo religioso, violencia, clasismo, etc.
Llegados a los últimos minutos de metraje, la película nos reserva la que quizás sea su escena más perturbadora, su personal interpretación de la pasión, muerte y supuesta resurrección de Cristo, representado como el hijo de Madre y Dios. Este último no puede soportar que sus discípulos no disfruten de un trozo más de su creación y entrega al recién nacido a la humanidad, la cual acaba por matarlo y devorarlo en un acto que seguro nos recordará a la eucaristía cristiana. Esta barbarie es aprovechada por Bardem para buscar el perdón de la humanidad, en una lógica claramente cristiana.
Situándonos siempre en la perspectiva de Madre, con movimientos de cámara y un montaje de sonido justificados a través de lo que Madre ve y oye, Aronofsky consigue posicionar la empatía del espectador no en la cruenta humanidad a la que pertenece si no en la naturaleza a la que estamos destruyendo. Es por esto que Madre! Es una película esencialmente ecologista: Estamos destruyendo nuestro planeta y por consiguiente y eventualmente, a nosotros mismos. Incluido en este mensaje encontramos a Dios y su mitología esencialmente cristiana, un Dios al que no le importa más que plagar su mundo de vida (como él mismo dice en la película "¡Yo solo quiero llenar esta casa de vida!" o, durante la destrucción de su hogar "¿Que importa? Solo son objetos, pueden ser reemplazados") utilizando la personalidad de Dios como crítica hacia la religión en general: ¿Que le importa a un Dios su creación si puede crear de manera infinita?
Quedan dudas por resolver: ¿Qué es la medicina amarilla que consume Madre? ¿Quién es realmente el creador de la naturaleza, Dios al colocar la piedra o Madre al crear la piedra en su interior? ¿Qué representa realmente la piedra? ¿Y el corazón que encuentra Madre en el váter? Madre! Tiene muchas capas y no todas son de obvia interpretación. Lo esencial es fácilmente interpretable, pero algunos detalles darán para infinitas y acaloradas charlas sobre su tratamiento metafórico y sobre otros temas interesantes de la película como la invasión de la intimidad, la fama, o la angustia creativa.
Madre! Es el remake de una historia que aun no ha terminado, la de la especie humana. Una película que pasa por la mente del espectador como una apisonadora, un retrato desasosegante cuando no desgarrador que queda muy bien resumido por Skeeter Davis en la canción que escuchamos durante los créditos de la película.
Don't they know it's the end of the world?Leer más en: Críticas, Desvarios cinéfilos