Cuando el paciente sabe más que sus médicos tenemos un problema. A lo mejor no debería ser así, pero lo cierto es que si se altera la balanza de conocimiento dentro de una consulta el profesional lo pasará mal y el paciente frecuentemente no se sentirá bien tratado.
El fenómeno del paciente informado o empoderado no es nuevo. Sin embargo nada parece haber cambiado en el sistema sanitario para enfrentarse a esta situación cada vez más frecuente.
Hagamos lo que hagamos la situación de balanza de conocimiento inversa es un reto que habrá que aprender a manejar. En primer lugar con honestidad. El profesional sanitario ha de ser transparente ante sus pacientes e indicar hasta dónde llega su conocimiento. Esto no implica una dejación de funciones, todo lo contrario, permite concertar una próxima cita a la que aportar conocimiento y reflexión una vez estudiado y reflexionado el caso.
El valor de un profesional con experiencia no solo estriba en sus conocimientos también, si no más, en su criterio profesional. La diferencia de un médico inexperto a otro con más horas de vuelo radica en esta habilidad que el trato continuado con pacientes termina dando. Ese criterio sigue siendo válido en situaciones en las que el conocimiento técnico no sea suficiente. Saber si es necesario pedir otra consulta con otro profesional, si es posible esperar, si lo correcto es iniciar un procedimiento urgente...
A los pacientes les interesa que sus médicos les ayuden a solucionar sus problemas. Cuando detectan que estos no tienen suficiente conocimiento de algún aspecto de su proceso agradecerán honestidad y transparencia. También interés. Es cierto que una actitud de superioridad por parte del paciente puede ser difícil de manejar en consulta, pero no quedará otra que verbalizarlo y tratar de trabajar en conjunto. A ambas partes les interesa.
El British Medical Journal aporta un artículo que analiza esta cuestión.
Abstract
Objective To explore the impact of patient education on the lives of people with diabetes, including the effect on interactions with doctors and other healthcare professionals. Design Qualitative user-led study using longitudinal interviews and 146 h of participant observation. Data were analysed using a narrative approach. Participants 21 patients with type 1 diabetes, those either about to attend a patient education course or those who had completed the course in the previous 10 years. Setting Established patient education centres in three UK teaching hospitals teaching the Dose Adjustment for Normal Eating (DAFNE) course. Results Both postcourse and several years later, most participants spoke of the experience of taking part in education as life-changingly positive. It helped them understand how to gain control over a very complex disease and freed them from dependence on medical advice and restrictive regimes. However, interactions within the health system following patient education could be fraught. Participants emerged from the course with greater condition-specific knowledge than many of the healthcare professionals they encountered. When these professionals did not understand what their patients were trying to do and were uncomfortable trusting their expertise, there could be serious consequences for these patients' ability to continue effective self-management. Conclusions Patients who have in-depth knowledge of their condition encounter problems when their expertise is seen as inappropriate in standard healthcare interactions, and expertise taught to patients in one branch of medicine can be considered non-compliant by those who are not specialists in that field. Although patient education can give people confidence in their own self-management skills, it cannot solve the power imbalance that remains when a generalist healthcare professional, however well meaning, blocks access to medication and supplies needed to manage chronic diseases successfully. There is a role for those involved in primary and hospital care, including those supporting and training healthcare professionals, to recognise these problems and find ways to acknowledge and respect chronic patients' biomedical and practical expertise.Todos los profesionales de atención primaria y hosptitales, incluyendo los docentes, tienen la función de reconocer este tipo de situaciones y encontrar formas de reconocer y respetar los conocimientos biomédicos y la experiencia práctica de los pacietnes crónicos.