Revista España
Venid a la plaza de la Catedral; mirad esas tres puertas sagradas; la puerta del Infierno, la del Perdón, la del Juicio. ¿Qué os dicen sus nobles curvas ojivales? Y esa profusión de ángeles, esa multitud de estatuas, esos follajes de piedra, esos cruzamientos de líneas, filetes y adornos, esos bajo-relieves, esos dos pilares que separan las tres grandes puertas, y suben, de piso en piso, flanqueados de nichos y de santos, hasta llegar a la cima, ¿qué es lo que os dicen? ¿Qué os dice esa torre robusta, esbelta, adornada de extraños azulejos, bordada de arcos, de columnillas, de balcones aéreos, con sus gruesas campanas y sus enormes badajos y sus gigantescas armaduras? Más arriba de la galería, las pirámides; más arriba de las pirámides, las flechas; más arriba de las flechas, las espinas; más arriba de las espinas, el dardo agudo que se pierde en el cielo, con sus globos de oro y su cruz resplandeciente: ¿qué os dice todo eso? ¿No es verdad que quedáis, como nosotros, estupefactos, en esta plazuela mientras que, a nuestras espaldas, el pesado palacio arzobispal contempla impávido todo ese prodigio?
VALERIE DE GASPARIN Paseo por España (1875)