La transición hacía una economía digital es una realidad a nivel global. Sin embargo, esto no quiere decir que la rapidez en la adaptación al cambio sea igual en todos los países.
El poder de compra de los países emergentes se ve reflejado en el sector del e-commerce, donde los consumidores de Asia-Pacífico superaron por primera vez a Estados Unidos en compras online. Sin embargo, en un mismo continente nos podemos encontrar con realidades muy distintas. Mientras en un país como Japón, alrededor del 80% de sus habitantes realizan compras online, en Malasia, esta cifra se ve reducida a un anecdótico 1%. Por ello, los negocios tienen que trabajar en estrategias localizadas, teniendo en cuenta los diferentes niveles de penetración online, así como la gran diversidad de lenguajes, monedas, y estilos de vida dentro de un mismo continente.
El artículo “Where the Digital Economy is Moving the Fastest” publicado en HBR, pone de relieve estas diferencias y trata de clasificarlas. Ya no es una historia en la que solo participa Silicon Valley. Por ejemplo, la compañía alemana Rocket Internet, lleva años poniendo en marcha y adquiriendo start-ups de muchos de los países emergentes. Lo deja claro en su misión: “Convertirnos en la mayor plataforma online del mundo fuera de Estados Unidos y China”. Y al igual que Amazon en Estados Unidos, o Alibaba en China, Rocket lo está consiguiendo con empresas como Jumia, cuyo portal opera en 9 países de África; Namshi en el Medio Oeste; Jabong en India; o Kaymu a lo largo de 33 diferentes mercados. El capital riesgo se ha dirigido hacía ciertos mercados para tratar de imitar el modelo Silicon Valley, como en la India, donde tan sólo en el verano del 2014, alrededor de 3 billones de dólares fueron invertidos por fondos de capital riesgo en algunas de las cerca de 200 start-ups digitales que siguen los pasos de negocios innovadores como Flipkart o Snapdeal. Y ello en un país en el que se estima que el 90% de sus habitantes siguen pagando en metálico, y en el que Amazon permite modalidades como el “Cash on Delivery”.
La Fletcher School ha desarrollado un índice (Digital Evolution Index) para comparar las competencias digitales de los diferentes países. El estudio tiene cuatro grandes factores que impulsan-potencian la posición en el ranking. Los factores del lado de la oferta –supply-side factors- (acceso, consecución de objeticos, e infraestructura tecnológica); la demanda (comportamiento del consumidor, tendencias, competencias financieras, tecnológicas y sociales) innovaciones (incluyendo cultura emprendedora y ecosistemas tecnológicos); e instituciones (efectividad gubernamental y su rol en los negocios, leyes, y regulaciones para promover la cultura digital).
El estudio ilustra a aquellos países que están listos para afrontar los retos de una economía digital y quienes no lo están. El índice está basado en el desempeño de los diferentes países durante el periodo 2008-2013, lo cual les coloca en una de las cuatro zonas asignadas:
“Stand Out”: países que en el pasado han mostrado un alto nivel en su desarrollo digital y continúan en una trayectoria ascendente p.ej. Suiza, Nueva Zelanda, Israel, Irlanda.
“Stall Out”: países que consiguieron una positiva evolución en el pasado pero están perdiendo momentum y quedándose atrás p.ej. Finlandia, Francia, Bélgica, Holanda.
”Break Out”: países con el potencial para desarrollar potentes economías digitales. A pesar de que su puntuación se mantiene todavía en un nivel bajo, tienen una trayectoria positiva y están listos para convertirse en países “Stand Out” p.ej. Chile, China, Colombia.
“Watch Out”: países que se enfrentan a retos y oportunidades significativas ya que puntúan bajo tanto en relación a su índice de digitalización tanto ahora como presumiblemente en su tendencia futura. Algunos de estos países utilizarán la innovación para superar sus limitaciones, mientras otros se quedarán atrás p.ej. Portugal, Italia, Grecia.