Hoy nos metemos en un terreno muy turbulento. El pensamiento de los bebés. El pensamiento es algo abstracto y que pertenece únicamente a cada persona el suyo. Con lo que todo lo que podemos decir sobre el pensamiento en los bebés son conjeturas e hipótesis. Lo único que podemos decir seguro es que pensar, piensan. Ya que en el cerebro se registra la actividad propia del pensamiento. Tomando como ejemplo a lo mejores especialistas en la materia (el cerebro del bebé) vamos a ver si conseguimos sacar algo en claro para poder entender a nuestro bebé.
¿Qué es el pensamiento?
Es una pregunta, que seguro nunca te has hecho. Y no por ello, has dejado de pensar más de 1 minuto seguido a lo largo de toda tu vida. Primero vamos a tomar la definición oficial para poder entender un poco mejor a que nos estamos refiriendo.
Pensamiento: Lo conocemos como la capacidad de todas las personas para formar ideas y representaciones de la realidad en su mente, relacionando unas con otras.
Es la actividad que tiene la mente para crear o solucionar problemas. A mi me gusta verlo como nuestro mundo paralelo, en el que nadie está invitado. El pensamiento es propio y solo nosotros podemos compartirlo con los demás si queremos. De momento no hay ninguna forma para leer lo que piensan los demás.
Los adultos tenemos muy claro lo que es pensar. Aunque nos resulta muy difícil explicarlo. Pero que ocurre, si una persona no sabe hablar ¿Cómo piensa? Nosotros lo vemos como conversaciones entre nosotros. De hecho, pongamos un ejemplo muy claro. Tu solo puedes pensar en los idiomas que hablas. Si no hablaras ninguno como pensarías. ¿Por imágenes? ¿Sensaciones? Es la gran incógnita.
El pensamiento de los bebés.
Cuando llegamos a este mundo. Nuestro cerebro podemos decir que está con los programas básicos para sobrevivir. Lo que conocemos por instintos. Son nociones que en muchos casos son complejas, pero que tenemos inculcados. Y partiendo de ésto, deberemos ampliar y empezar a recoger información para ser capaces de aprender. De hecho, los primeros años de vida nos marcaran para el resto. De una forma más fuerte que cuando tenemos 4, 5, 6… años. Los 3 primeros años de vida, estamos creando la imagen del mundo, nuestra propia imagen y carácter, desarrollaremos el lenguaje…
Solo fijándonos en el lenguaje. Cuando con 8 años intentamos aprender un idioma, nos suele llevar 20 años y no vamos a dominarlo como si lo hemos aprendido en los 3 primeros años. Y eso que ya tenemos una base muy fuerte sobre el lenguaje. Cada cosa debe hacerse en el momento que estamos preparados.
Durante los primeros días de vida, el bebé, pasa gran parte de su tiempo dormido. Esto tiene su sentido, el cerebro necesita todo ese tiempo para asentar las bases de lo que va recogiendo (información). Somos inocentes, tenemos consciencia pero muy poco conocimiento. De hecho no podemos hablar, ya que no sabemos. Con lo que nuestros pensamientos son totalmente abstractos. Pero no solo eso. Ahora lo que sabemos y conocemos lo asignamos a una palabra. Así cosas tan simples como mamá, o papá. Cuando un bebé nos ve, no es capaz de pensar en nosotros como papás, ya que tendría que entender que los niños tienen un papá y una mamá, que viven con nosotros… Algo que ellos no saben.
Por ello, se cree que los bebés, piensan en imágenes. Recuerdan y sueñan con experiencias y sensaciones pero nunca con conceptos que evidentemente aun no tienen. Con el tiempo y los meses, los bebés irán atando cabos. Después de haber escuchado papá miles y miles de veces con su papá, irán relacionando los conceptos de la imagen y la palabra. Para por fin, empezar a pensar en la imagen con la palabra papá. Y así poco a poco irán ampliando el vocabulario hasta poder formar pensamientos más complejos.
Además los pensamientos vendrán dados por las necesidades básicas de los bebés. Así por ejemplo, será cuando el bebé tenga hambre, cuando empiece a pensar en el pecho de mamá o en el biberón. También le puede pasar durante un sueño en el que disfruta del sabor de la mejor leche que ha tomado nunca. Con lo que los pensamientos los podemos limitar en sus propias necesidades. Sus mayores placeres y las cosas que alguna vez le han desagradado. Por lo general, los bebés son más positivos dedicando más tiempo a los pensamientos buenos que a los malos. Aunque siempre influye cada niño y sus experiencias vividas. Una dato importante es que en los primeros meses de vida, los niños no tienen miedos, se sienten raros o quieren algo que no tienen, pero no tienen miedo de hacerse daño (ni saben lo que es hacerse daño) no tienen el apego que más adelante les caracterizará. Con tener alguien que les ayude a cubrir sus necesidades tendrán suficiente.