Revista Opinión

¿Qué podemos aprender sobre el juicio de Rittenhouse?

Publicado el 30 noviembre 2021 por Liberal

Para los lectores en España, si no han seguido de qué se trata el juicio que se celebró contra Kyle Rittenhouse, acusado de haber asesinado a dos jóvenes y de haber herido a un tercero, aquí tienen el resumen.

La verdad es que el resultado era totalmente de esperar. La cuestión real no es si Rittenhouse es culpable o no, sino ¿qué se puede hacer para que no nos tengamos que preocupar si personas como él van a continuar teniendo armas peligrosas en sitios públicos, y así aumentando de forma terriblemente peligrosa las amenazas de violencia generada? La realidad es que el estado de Wisconsin tiene leyes que amparan algo conocido como “open carry”. Es decir, que las personas pueden llevar armas sin necesidad de ocultar ese hecho.

Lo cierto es que la opinión pública, tras un episodio judicial que está visto como manifiestamente injusto (y muchas personas de bien, preocupadas por la justicia social y la equidad están enfurecidas de que Rittenhouse fue declarado no culpable por decir que actuó en legítima defensa, tras haberse puesto él mismo voluntariamente en esa situación), puede generar cambios. Por ejemplo, en el estado de Georgia, tras el asesinato del negro Ahmaud Arbery, la cámara legislativa derogó la famosa “citizen’s arrest law”, la misma ley que utilizaron los asesinos de Arbery para defenderse (aunque durante el juicio, pudieron invocar esa ley ya que la derogación no es, obviamente, retroactiva). Los tres individuos fueron declarados culpables de asesinato, por cierto. La «citizen´s arrest law» derogada por el gobernador Kemp (republicano, por cierto), permitía que un ciudadano cualquiera pudiera detener a un individuo en dos circunstancias: cuando la persona cometiera algún delito en presencia del ciudadano; ó, cuando el ciudadano tuviera «causa probable» para sospechar que una persona haya cometido un delito. Como era de esperar, esta ley tenía muchos problemas. Entre ellas, ¿qué entrenamiento tiene un ciudadano cualquiera para determinar «causa probable» o no? Esta ley convertía a todo ciudadano en policía. Además de ser peligrosa (porque muchos ciudadanos NO tienen conocimiento sobre cómo detener a una persona), también esta ley tenía sus orígenes en el siglo XIX. En la época medieval, colonial, y «victoriana», la policía podría tardar días en llegar a un sitio, por lo cual la ley tenía cierto sentido. Pero hoy en día, en cuestión de minutos o incluso a veces segundos puede llegar la policía. Además de estos hechos, la ley en Georgia tenía su origen en el año 1863 y en la mayoría de casos fue utilizada para detener a personas de raza negra y lincharlas cuando se sospechaba que habían cometido algún delito. En el año 2020, dos varones blancos asesinaron (amparados por esta ley según ellos) al negro Ahmaud Arbery. Fueron declarados hace unos días como culpables de asesinato. Por ese suceso, el gobernador de Georgia derogó la ley. Quizá algo positivo que salga de esto es mirar con lupa las leyes de armas en Wisconsin. 

¿Qué sabemos de las víctimas de Rittenhouse?

Joseph Rosenbaum fue la primera persona asesinada por Rittenhouse durante esa noche trágica. Rosenbaum había acudido a la zona tras haber sido dado de alta del hospital en Milwaukee. Su prometida, Kariann Swart, juró en el juicio. Rosenbaum tenía 36 años y se había topado con Rittenhouse en un “parking” de coches de segunda mano, mientras que Rittenhouse portaba una escopeta AR-15. Rosenbaum NO estaba armado y tenía una bolsa de plástico con el siguiente contenido: un cepillo de dientes, pasta dentífrica, calcetines, desodorante, y unos papeles.

Según los abogados de Rittenhouse, Rosenbaum se acercó a Rittenhouse con la intención de “provocarle”. Con miedo, Rittenhouse empezó a correr y Rosenbaum intentó acercarse. Vídeos del incidente demuestran que Rosenbaum le arrojó la bolsa de plástico a Rittenhouse. Inmediatamente, éste respondió con 4 disparos, asesinando de forma inmediata a Rosenbaum. Durante el juicio, Rittenhouse y otro testigo afirmaron que Rosenbaum había intentado arrebatar el arma de Rittenhouse. Swart declare que ella y Rosenbaum estaban viviendo en un “motel”  cuando Rosenbaum fue asesinado y que la pareja había sufrido la crisis de estar sin techo, a veces. Dijo que además Rosenbaum tenía ciertos problemas mentales, que tomaba pastillas antidepresivas por ser bipolar. Había estado en el hospital hace poco porque había intentado suicidarse. Rosenbaum tenía una hija, que ahora será huérfana sin su padre.

Anthony Huber – otra víctima

Rittenhouse entró en pánico e intentó huir de la escena del suceso, hacia donde estaba la policía.

Sin embargo, varios manifestantes lo vieron y supieron que Rittenhouse había disparado a Rosenbaum. Intentaron perseguirle y, Anthony Huber era uno de los que perseguían a Rittenhouse. Huber tenía 26 años y se había criado en Kenosha. Era un “skater” active. Se encontraba allí en la manifestación junto a su novia, Hannah Gittings. Huber pudo alcanzar a Rittenhouse y le intentó parar pegándole con su monopatín. Pero el golpe no fue suficiente para parar a Rittenhouse. En cuestión de segundos, Rittenhouse disparó contra Huber, asesinándole casi instantáneamente. Huber, según dicen sus allegados, era un hombre artístico, con un sentido del humor muy sarcástico. Le encantaba patinar. Dijeron que “murió luchando por una causa en la que creía”. Huber era amigo, además, de Jacob Blake. Jacob Blake era el negro que disparado por la policía en agosto del 2020, en la misma ciudad, cuando la policía pensó que iba a matarles a ellos en un control policial.  Huber también sufría el síndrome de ser bipolar.

GAIGE GROSSKREUTZ – la tercera víctima, y único superviviente

Gaige Grosskreutz fue otro joven que, junto con Huber y varios otros, intentaron capturar a Rittenhouse después del asesinato de Rosenbaum. Los fiscales han dicho que este grupo de jóvenes realmente pensaron que Rittenhouse era un francotirador activo.

Grosskreutz sí estaba armado esa noche. Pero, también tenía material médico. Según Grosskreutz, él siempre llevaba este material a las manifestaciones. Estaba allí esa noche para ayudar con su atención médica. Grosskreutz había participado en decenas de manifestaciones durante ese verano. Según su declaración, no estaba apuntando su pistola a Rittenhouse, pero sin embargo, reconoció durante el interrogatorio de la defensa que sí estaba apuntando a Rittenhouse el momento en el que fue víctima del disparo. Rittenhouse le disparó al brazo y Grosskreutz dice que perdió el 90% de su bíceps derecho. Grosskreutz se había hecho paramédico después de terminar la secundaria, pero la profesión lo había agotado. Entonces, cambió de carrera para centrarse en la educación física. Empezó a participar en las manifestaciones de ese verano después de que no haya podido ser seleccionado como becario. Se unió a un grupo activista llamado “The People’s Revolution”, y ayudaba con atención médica en las manifestaciones. Grosskreutz no ha dicho nada públicamente tras la decisión del jurado. Ha expresado que simplemente busca su derecho a la intimidad tras todo lo ocurrido.

¿Y qué otras conclusiones podemos sacar? El compañero Diego Ayala, aliado de este sitio web, ha decidido compartir sus reflexiones también, así que las incluyo como parte de este artículo.

No podemos empezar a comprender el resultado del juicio de Rittenhouse sin mencionar el impacto político más amplio que seguramente tendrá. Sí, sin duda es cierto que vincular la ley con la política es a veces peligroso, pero pensemos en ello: ¿cuándo no se ha politizado la justicia en los Estados Unidos? El día en que el sistema de justicia estadounidense se convierta en un campo de juego más equitativo será el día en que podamos dejar de pensar en ella en términos políticos. Hasta entonces, sin embargo, es algo de lo que simplemente no podemos escapar, sin importar cuánto nos gustaría de otra manera.

En lo que respecta a la izquierda, han cometido un grave error táctico al centrarse en el presunto homicidio de Rittenhouse contra las dos víctimas ya que, según la justicia estadounidense, la culpabilidad individual de Rittenhouse no podía probarse más allá de toda duda razonable. Eso no quiere decir que sea un resultado moralmente deseable, pero la izquierda necesita conocer el sistema en el que está operando y, al no hacerlo aquí, ha demostrado una terrible ingenuidad. Lo que deberían haber hecho fue acusar a Rittenhouse de cargos de terrorismo doméstico, lo que les habría dado un margen de éxito mucho más amplio. También deberían haber cambiado su enfoque contra Rittenhouse como persona y centrarse en Steve Bannon, Donald Trump y la corriente política sediciosa que representan. Al final, iría tan lejos como para decir que Rittenhouse ni siquiera es el enemigo aquí. Parafraseando a Lee Harvey Oswald sobre el asesinato de John F. Kennedy en 1963, era solo una cabeza de turco. Castíguenlo por delitos de terrorismo interno y establezcan un vínculo tangible e inequívoco entre él y Trump-Bannon (que sin duda existe), y tendrán una buena oportunidad de imputar a la derecha también. Los movimientos progresistas que buscan más equidad en la justicia y un país más justo han dejado pasar una oportunidad de oro de la que pueden llegar a lamentar durante muchos años.

La derecha, sin duda, se aprovechará de este increíble espectáculo de ingenuidad. Saldrán de esto envalentonados. No solo se ha liberado a Rittenhouse, sino que, por las razones ya mencionadas, la derecha ahora puede asumir su causa sin preocuparse por estar vinculada al terrorismo interno. Políticamente, Trump, Bannon y todo lo que representan están a salvo por ahora. Pueden reagruparse y analizar las debilidades tácticas de los que buscan más democracia, porque han quedado expuestas para que todos las vean. Con la presidencia de Joe Biden contra las cuerdas, no descarto un regreso de Trump o al menos de alguien políticamente de su cuerda.

¿Qué se debe hacer? ¿Qué significa esto para los Rittenhouse y los potenciales Rittenhouses de este mundo? Como ya he dicho, no son estrictamente enemigos, sino chivos expiatorios. ¿Son moralmente repugnantes? Ciertamente. Sin embargo, ¿son los cabecillas? Ciertamente, no. Al centrarnos en personas como Rittenhouse, no conseguimos destrozar al enemigo real, es decir, Trump-Bannon. Logramos esto privándolos de poderosas fuentes de apoyo. Esto significa educar a los Rittenhouse del futuro y verlos como redimibles. Desafortunadamente, esta idea tiene poca vigencia en la izquierda de hoy que se ocupa de absolutos morales fijos, binarios e inútiles. Sin embargo, condenarlos como enemigos eternos corre el riesgo de empujarlos aún más hacia los brazos de la derecha sediciosa. Al educarlos lo suficientemente jóvenes, es decir, antes de que tengan la oportunidad de que la extrema derecha les lave el cerebro, formamos gente en valores equitativos y sin violencia. Eso es lo que hay que hacer. Aunque vivimos en una época de soluciones instantáneas y de gratificación instantánea, me temo que no será una solución rápida a corto plazo. Más bien, será un esfuerzo minucioso que probablemente llevará mucho tiempo para que se haga realidad, pero, para citar a otro hombre de ese fatídico día en Dallas en 1963, no hacemos estas cosas porque son fáciles. Las hacemos porque son difíciles.


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