Mi amigo Justo me ha invitado a colaborar con el blog «La Química en el siglo XXI» escribiendo un artículo con perspectiva económica, dado que soy economista. Pero a mí la economía me gusta como motor y reflejo de los cambios sociales más que números a destajo… Así que voy a exponeros un tema divertido como comienzo:
¿Qué sería de mí sin mi barra de labios? Diréis que soy banal, pero no tanto… Bueno, algo sí. Cuánto ha llovido desde que los egipcios usaban el óxido de hierro humedecido para teñir sus labios de rojo… y aquí seguimos. ¡Ahora su composición contiene de 10 a 15 componentes! Llevan una base grasa, colorantes y antioxidantes. La base grasa es una mezcla de aceites, grasas y ceras de origen animal, vegetal o sintético. Así resumiendo…
Cine en blanco y negro. Años veinte. Carol Lombard. La moda marca los labios oscuros y pequeños.
En la Segunda Guerra Mundial las mujeres tuvieron que ir a las fábricas porque los hombres estaban en el frente. Por lo cual, poco maquillaje y coquetería se podían llevar, excepto la barra de labios – lipstick en inglés.
También cambió la forma de llevarlo, menos marcado y oscuro que en los años veinte, ahora más rojo resaltando la forma del Arco de Cupido como signo de optimismo…
Cine en color. Años cincuenta. Marilyn Monroe. Cambiamos a labios más sensuales y rojos brillantes.
Desde entonces las ventas de esta cosita apenas insignificante, ha sido tomada como evaluador de la crisis económica de un país (concretamente Leonard Lauder acuñó el término “Lipstick Index”).
«¿Por qué se puede tomar como evaluador de la crisis económica de un país? Porque se ha estudiado que las mujeres en épocas de recesión dejan de consumir productos superfluos… menos la barra de labios, concretamente la de color rojo es la que se utiliza para evaluar este índice».
Ellas nunca dejan de comprarse algo. Es algo psicológico, con una barra de labios las chicas se ven bonitas sin gastar demasiado y les cambia la apariencia. Por tanto, según la fluctuación del número de ellas y la frecuencia de compra, se puede determinar una conducta social u otra según vaya la economía.
En las crisis más recientes se están fijando en otra arma de belleza como índice… ¿Adivináis cuál?
¡Sí, esmalte de uñas! ¿Por qué? Porque lo usa más población (niñas que aún no se maquillan y todo tipo de economías) y además ofrecen una gran variedad de colores y acabados.
Versionando una famosa cita de la película El Padrino: “una oferta imposible de rechazar…” Así que ¡comprad, comprad!
Muchas gracias y espero haberos divertido un rato.
Rita Carrera Buergo
«La Química en el siglo XXI» | Dr. Justo Giner Martínez-Sierra
Nota: Esta entrada participa en la L Edición del Carnaval de Química, cuyo blog anfitrión es JEDA Granada.
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