"Día tras día, se niega a los niños el derecho de ser niños. Los
hechos, que se burlan de ese derecho, imparten sus enseñanzas en la
vida cotidiana. El mundo trata a los niños ricos como si fueran
dinero, para que se acostumbren a actuar como el dinero actúa. El
mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, para que se
conviertan en basura. Y a los del medio, a los niños que no son ricos
ni pobres, los tiene atados a la pata del televisor, para que desde muy
temprano acepten, como destino, la vida prisionera. Mucha magia y
mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños".
Lo mejor que el mundo tiene está en los muchos mundos que el mundo contiene, las distintas músicas de la vida, sus dolores y colores: Las mil y una maneras de vivir y decir, creer y crear, comer, trabajar, bailar, jugar, amar sufrir y celebrar, que hemos ido descubriendo a lo largo de miles y miles de años.
Pero a través de los medios masivos de comunicación, los dueños del mundo nos indican la obligación que todos tenemos de contemplarnos en un espejo único que refleja los valores de la cultura de consumo.
Quien no tiene, no es: quien no tiene auto, quien no usa calzado de marca o perfumes importados, està simulando existir.
Es la economìa
de importación, la cultura de la impostación: en el reino de la banalidad,
estamos todos obligados a embarcarnos en el crucero del consumo, que
surca las agitadas aguas del mercado.
La
televisión se encarga de convertir en necesidades reales las demandas
artificiales que el norte del mundo inventa sin descanso y,
exitosamente, proyecta sobre el sur.
El mismo sistema que necesita
vender cada vez más, necesita también pagar cada vez menos. Esta
paradoja es madre de otra paradoja: El norte del mundo dicta órdenes de
consumo cada vez más imperiosas, dirigidas al sur, para multiplicar a
los consumidores, pero en mucho mayor medida multiplica a los
delincuentes.
Al apoderarse de los fetiches que brindan la existencia
real a las personas, cada asaltante quiere tener lo que su víctima
tiene, para ser lo que su víctima es.
Fragmentos del libro Patas arriba La Escuela del Mundo al Revés de Galeano.