Las estrellas enanas blancas esparcidas por toda nuestra galaxia podrían ser unas bombas de tiempo a punto de estallar, como las supernovas de Tipo Ia, ya que si una enana blanca se hiciese más pesada, su gravedad se compactaría causando una fusión nuclear y por consiguiente llegaría a ser una supernova.
Estas viejas y calcinadas estrellas generalmente pesan hasta 1,4 masas solares, la cual corresponde con los límites de la masa tipo Chandrasekhar, una conocida medida de masa. Por lo tanto, el escenario más probable para que se den estas explosiones, es producido por las masas adicionales adquiridas a través de la fusión o colisión de dos enanas blancas o por el fenómeno de acreción -crecimiento desde dentro- que reaccione con el gas de una estrella compañera.
Las pruebas que apoyan esta teoría son solamente vistas en las supernovas Tipo Ia, es decir que deberían de haber sido encontradas trazas de hidrógeno y helio cerca de otras supernovas, pero esto ha estado ausente. Rosanne Di Stefano, astrofísica del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsoniano (CfA ), afirmó en un comunicado de prensa:
"No hemos encontrado ninguna de estas estrellas 'bomba de tiempo" en la Vía Láctea, sin embargo, nuestra investigación sugiere que hemos estado buscando señales equivocadas”. En cambio, podría proporcionarse una explicación de esto por el proceso del giro rápido hacia el giro lento de una estrella enana blanca. Esto crearía un retraso y podría, de esta manera, ser el momento de la acumulación y la aparición de la supernova.
En la concepción de este artista, una explosión de supernova está a punto de borrar una órbita alrededor del planeta Saturno.
Cuando una enana blanca gana cierta cantidad de masa, el momento angular también aumentaría y los giros se incrementarían, por lo que traspasarían la barrera de 1,4 masas solares y llegarían a formar una estrella súper masiva tipo Chandrasekhar. Cuando la acreción disminuye, también la velocidad de giro disminuye, y debido a ello, ya no le es posible contrarrestar la gravedad por lo que generaría así una supernova.
"Los astrónomos deberían tomar en serio el momento angular de la acreción de las enanas blancas, a pesar de que es muy difícil para la ciencia", dijo De Stefano. El tiempo que se demora entre el final de acreción y la explosión, por el proceso de girar lentamente, podría ser de hasta mil millones de años, lo que permitiría a la estrella compañera que evolucione y llegue a ser una segunda enana blanca, y que esta también esté disipando cualquier otra materia que le rodee.
Simulación de una explosión de una enana blanca. Modelo de una estrella enana blanca 0,9 segundos después de la ignición. La superficie de la estrella, en color verde.
Simulación de una explosión de una enana blanca. Modelo de una estrella enana blanca 1,2 segundos después de la ignición. La superficie de la estrella, en color verde. Otros colores representan la temperatura (azul y rojo son más frescas, naranja y amarillo son más calientes). La ignición produce una burbuja de ceniza caliente que se eleva rápidamente hacia la superficie.
Simulación de una explosión de una enana blanca. Modelo de una estrella enana blanca 1,7 segundos después de la ignición. La burbuja se rompe a través de la superficie de la estrella y se expande a medida que emerge.
Simulación de una explosión de una enana blanca. Modelo de una estrella enana blanca 2,1 segundos después de la ignición. Se ha producido una burbuja de ceniza caliente que se ha incrementado rápidamente hacia la superficie y se expande en todo el perímetro de la estrella a medida que se enfría. La ceniza ha chocado en un punto opuesto a donde apareció por primera vez y ha creado un chorro de materia caliente (inferior izquierda).
Simulación de supercomputadora que muestra la parte final de la etapa de la detonación cuando una estrella enana blanca estalla en una supernova de tipo Ia. En este caso, una "burbuja de llama" (rojo) que se formó dentro de la estrella se ha elevado por encima de la superficie de la estrella y ahora está casi completamente envolvente. Esta simulación fue producida usando supercomputadoras del National Energy Research Centro de Computación Científica (NERSC), con sede en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, y supercomputadoras en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, ambos en California, EE.UU.
Sobre esta base, los astrónomos estiman que en nuestra Vía Láctea hay tres supernovas de tipo Ia cada mil años, lo que significa que podría haber muchos precursores de supernovas a unos pocos miles de años luz de la Tierra.
"No sabemos, todavía, de ninguna súper masiva enana blanca tipo Chandrasekhar que esté en la Vía Láctea, pero estamos esperando encontrar algunas de ellas", dijo Rasmus Voss de la Radboud Universidad Nijmegen de Holanda, y coautor del estudio que fue publicado en el The Astrophysical Journal Letters.
Fuente: Harvard Gazette
Explosión de una enana blanca.
Quantum opina:
Las estrellas de masas menores a 8-10 masas solares, al acabar la fusión del hidrógeno durante su vida, se expanden como gigantes rojas, y proceden a fusionar helio en carbono y oxígeno en su núcleo. Si la gigante roja no posee suficiente temperatura como para luego fusionar el carbono y el oxígeno, su núcleo se comprime por la gravedad y su envoltura es expulsada en una serie de pulsos térmicos, produciendo así una nebulosa planetaria que envuelve un remanente estelar: la enana blanca.
Entonces, una enana blanca es un remanente estelar que se genera cuando una estrella ha agotado su combustible nuclear. Las enanas blancas son, junto a las enanas rojas, las estrellas más abundantes en el universo. las enanas blancas poseen temperaturas muy altas, pero al no producir energía, se van enfriando gradualmente, para entonces convertirse en enanas negras, un cuerpo frío e invisible en el espacio ya que no emite luz y su emisión de energía es indetectable.
Se cree que el universo no tiene la suficiente edad para albergar una de estas estrellas. Las enanas negras no deben ser confundidas con agujeros negros o con estrellas de neutrones.