Revista Toros

¡Qué sorpresa! Los “ibanes” no gustan a las figuras

Por Malagatoro

pistolero

“Pistolero” un toro bravo, de los que no quieren ver las figuras ni en pintura. Foto: Juan Pelegrín/Las Ventas


Rafael Cabrera en Recortes y Galleos:

“¡Albricias! Parece mentira que en los tiempos que corren, con el toro del mono-encaste, con la majadería de la toreabilidad que conduce a la borreguez y a la condición boyar, con lo mal que han salido los toros esta feria… y esta temporada, de repente, nos topemos con un toro bravo. Pero fue así, sin paliativos; con esa bravura exigente e indómita, con su punto de fiereza, con la entrega justa y medida y desbordante, con casta y acometividad por arrobas… las mismas que lució en trapío y hechuras. Ese segundo, de nombre Pistolero, habrá de ser toro de premio para aquellos jurados –si es que no lo supera alguno de los que aun han de saltar al ruedo madrileño- que busquen la verdad de la fiesta, no las componendas y los abrazos con toreros o empresa.

Ha tenido que ser en una corrida de las que, a priori, no gustan las figuras, ¡qué sorpresa! (entiéndanme la ironía). Corrida de Baltasar Ibán muy interesante en líneas generales, bien presentada (con un único lunar), y encastada para lo que hoy estilamos. Corrida –como nos reconocía un ganadero a la salida del coso- de las de azulejo en el patio de arrastre… si no fuera por ese sexto que desdijo de su sangre y estirpe, y quizá también por el primero. Corrida en hechuras y tipo de la casa –no se fijen en el peso… que es la sempiterna frase que escuchamos los aficionados cuando pedimos trapío y nos lo quieren cambiar por kilos-. Pues, ahora, no se fijen en el peso…, y busquen las hechuras de estos Contreras “adomecados” con lo de Los Guateles. Toros bonitos, de buenas grupas y lomos, con remate, enmorrillados, de hocico de alcuza y algo degollados sin exageraciones, de bonitas y tocadas –algo levantadas las puntas- cabezas, pero sin exageraciones córneas; finos de cabos, de rabo largo y velloso –a un par les arrastraba por el suelo-, armónicos, ni largos ni cortos y con la alzada correspondiente a su tamaño, sin exageraciones. Fenomenal, nueva lección de trapío, si no fuese por ese cuarto que sacó el ganadero, más lavadito de carnes y culipollo. Una corrida, en definitiva, de Baltasar Ibán, de las que nos gustaría aprendiesen muchos cómo se presenta un toro en Las Ventas –y no ese segundo de Espínola, por cierto-.”

Antonio Lorca en El País:

“Se ha hecho esperar, pero, por fin, la casta y la bravura se hicieron presentes ayer en el ruedo madrileño. ¡Albricias…! Ya era hora de que se viera empujar a un toro en el caballo, y a otro repetir incansable en la muleta con fijeza y recorrido. El problema, el gran problema, es que no hubo ni una vuelta al ruedo. Algo fallaría…

Camarito se llamaba el tercero, un toro serio de 580 kilos. Su matador no pudo lucirse con el capote. Lo colocaron mal en el caballo, lo que suele suceder, y la pelea no resultó brillante; incluso en la segunda entrada salió suelto del encuentro. Se vino arriba en banderillas y acudió a la llamada como un tren, con un derroche de alegría y codicia. Y cuando vio la muleta del diestro la persiguió de manera incansable. El torero lo lució citándolo desde lejos y el animal respondía con tranco, a galope, y con fondo. Y repetía haciendo el avión; y así hasta en tres tandas con la mano derecha en la que sobresalieron el vigor, la clase, la codicia, el ritmo, el temple y la nobleza de Camarito. No pareció que destacara igualmente por el lado izquierdo, y el torero desistió con rapidez. Pero embistió una y otra vez, en cuanto veía muleta. Y se fue con las orejas colgando al desolladero no sin antes recibir una cerrada ovación de los tendidos.

El segundo respondía por Pistolero, y salió a galope tendido de los chiqueros. Acudió con brío al capote de su lidiador, y en cuanto atisbó el caballo acudió presto y empujó con insistencia, aunque con la cabeza a media altura, hasta encelarse en el peto. El puyazo fue largo y fuerte. Volvió de nuevo y cumplió sobradamente. Destacó, asimismo, en el tercio de banderillas, y llegó a la muleta dispuesto a dar guerra. Y la dio, vaya que si la dio. Obedeció al cite de lejos y repitió cuantas veces le mostraron la muleta. Le faltó, quizá, un recorrido más largo y rebosarse en su embestida, para que hubiera sido un toro de bandera. No obstante, presentó pelea, como todos los toros bravos, y fue largamente aplaudido en el arrastre.”

Carlos Ilián en Marca:

“Qué alivio, una corrida encastada, desigual pero variada en su juego. Una corrida seria, de Madrid y lo mejor, una corrida que no procede de la zaga Domecq. Así fue la corrida de Baltasar Ibán, una ganadería que en Madrid ha dado tardes inolvidables, que ha catapultado a toreros como César Rincon y en otra escala de valores a Victor Mendes y a la que grandes figurones como Paco Camino y El Viti llegaron a elegir para anunciarse en esta plaza. Ibán vuelve a pisar fuerte en la capital mundial del toreo.”


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