Revista Religión
En las escuelas públicas de educación básica de España es optativa la asignatura de religión -católica- y la decisión pende de los padres de familia. Cosa contraria sucede en México ya que este tipo de formación está limitada a las escuelas privadas y a la ideología o adhesión de la institución educativa a una religión específica.
El cardenal de Barcelona [España], Lluís Martínez Sistach, invitó a las familias a considerar matricular a sus hijos en las clases de religión y moral católica que imparte el Estado en su columna de la hoja parroquial del domingo diecinueve de febrero de dos mil doce opinando sobre que, sin la formación religiosa adecuada, los niños padecerían un analfabetismo de cultura religiosa que repercutirá, de alguna manera, en su nivel de cultura general.
Claro que el arzobispo-cardenal tiene razón: la religión forma parte de la cultura general pero lo malo es que el prelado únicamente se centra, claro está, en la cultura religiosa católica cuando para argumentar y asegurar que una persona conoce de cultura no puede ni debe limitarse a un solo aspecto.
La religión es parte medular de la historia de la humanidad pero no solo el cristianismo ha tenido relevancia histórica-cultural en el hombre; hay muchas más creencias que deberían de tener un apartado importante en lo que considera Martínez Sistach como formación religiosa adecuada.
Para el purpurado las clases de religión contribuyen notablemente a la comprensión de los aspectos históricos y culturales de España; es cierto ya que, se quiera o no, la religión cristiana -católica como tal- ha formado parte importante del desarrollo y estancamiento cultural de occidente. Basta decir que la Conquista, en América, vino de la vano del catolicismo.
No es arriesgado afirmar que así como Grecia y Roma son pilares del pensamiento contemporáneo así lo es el cristianismo a nivel cultural pero la misma historia del cristianismo deja ver entre sus adentros que tiene fundamentos o tesis de otras culturas y por eso es importante estudiarlas para comprender culturalmente el pensamiento moderno de la sociedad e incluso el mismo cristianismo como tal.
La formación de la actual civilización humana es parte de una mezcolanza de diferentes creencias, cultos, tradiciones, religiones y pensamientos. El cristianismo forma parte importante pero nuestra historia como humanidad no inicia con el nacimiento de Jesucristo sino que venimos arrastrando cosas aún más viejas. El cristianismo partió la historia moderna en dos bloques [los famosos ac y dc] pero para realmente ser cultos necesitamos explorar también el período ac y no limitarnos únicamente a los últimos dos mil años.
Dentro de la asignatura religiosa que imparte el gobierno español se estudian los valores cristianos los cuales son considerados por el cardenal como serios, sólidos, permanentes y auténticos y que brindan tanto finalidad como significado en la vida de los niños frente a moralidad que ofrece la sociedad actual aunque si solo se estudia moral y ética, sin ningún tinte religioso, perfectamente se podría abarcar lo que menciona el arzobispo.
En su columna sutilmente refiere el hecho de que quienes no reciben dicha formación serán, en un futuro, aquellos jóvenes que se unan o a sectas o caigan en el fundamentalismo ¿religioso, político? [no lo aclara]. La afirmación es tendenciosa y busca, desde luego, motivar -a base de miedo- a matricular a los pequeños a la asignatura religiosa por el temor de que éstos, sin ella, terminen siendo unos rebeldes. Curioso es que los más religiosos son, en estadísticas, quienes más pueblan las cárceles.
Hay algo que me llamó la atención, fue el final de la homilía: se debe evitar ocultar algo normal y humano como la experiencia religiosa seria. Obviamente habla de la vivencia espiritual cristiana. Es cierto que la religión forma parte importante del desarrollo humano pero para decir que una experiencia es seria tendría que estar cimentada en el dar a conocer diferentes creencias.
El hombre, como ser efímero, siempre se preguntará si existe algo o alguien eterno: es natural; pero en la experiencia que propone el arzobispo de Barcelona debería promoverse dentro de un ambiente filosófico o neutral en el cual se invite al alumnado a cuestionarse sobre la existencia de una deidad y en base a la cultura obtenida como resultado del estudio de diferentes creencias concluir si creer o no en uno o alguno de los dioses existentes en el panteón de la humanidad.
Sería enriquecedor que la educación -pública y privada- tanto básica como universitaria brindara la oportunidad de conocer los aspectos fundamentales de todas las religiones. Es cultura, y aparte, ayudarían al estudiante a preguntarse, de una manera más clara y sin tendencia alguna, si existe algún dios para llegar por sí mismo y influencia de ningún tipo, a sus propias conclusiones.
Eso, sin duda, sería mucho más formativo.
Imagen | Black Claw
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