La mayoría de las personas que cometen actos suicidas titubean entre la vida y la muerte. Por un lado, el impulso de vida; por otro, el deseo de morir, que en realidad es el deseo irrefrenable de matar la vida, que no soportan, constituida por las situaciones ante las que se sienten en indefensión.Este dilema vital supone una lucha infernal en la que unas veces gana la partida el deseo de matar situaciones que se consideran inaguantables y que han desbordado las propias capacidades de respuesta atentando gravemente contra la esperanza, materializado en un intento que no siempre pretende alcanzar su objetivo final: acabar con la vida.
La ideación suicida se va gestando en el tiempo, se trata de un conjunto de pensamientos orientados en una misma dirección que van cobrando fuerza y mediante los cuales la persona va dando forma a la salida de la angustia, la desorientación, la frustración y la desesperación en la que vive.Algunos tipos de personalidad dominados por el negativismo e impregnados por ideas catastrofistas son especialmente vulnerables a la ideación suicida, que se ve favorecida por la tendencia a vivir anclados en el pasado del queenfatizan aquellos momentos especialmente dolorosos o traumáticos, rememorándolos una y otra vez hasta el punto de continuar vivenciándolos en el presente con la misma carga emocional que cuando ocurrieron. Obviamente el presente no tiene posibilidad de ser vivido; y el futuro, vivenciado anticipadamente como catastrófico, es tan solo una anticipación de nuevas situaciones dolorosas y traumáticas: “si no lo logré antes, no lo conseguiré mañana, será un desastre”.
Este tipo de personalidades con tendencias victimistas alimentan el resentimiento por lo que re-sienten una y otra vez el sufrimiento vivido y reprimen la rabia.
Los mecanismos de defensa que dominan estas estructuras son la represión que les lleva a vivir como una “olla exprés”, siempre a punto de estallar, y la retroflexión, mecanismo que corta el impulso del sentimiento e invierte la rabia, que no es expresada hacia el exterior, sino hacia sí mismo.

Esta vivencia repetida en el tiempo puede hacer que la persona pase de la ideación suicida a la consumación del acto suicida, por eso es importante prestar atención al diálogo interno que mantenemos sobre todo en situaciones que se presentan conflictivas o que rompen con nuestros esquemas predecibles.
LA DEPRESIÓN ES UN FACTOR DE RIESGO
En la depresión grave es donde aparece con más frecuencia la ideación suicida ya que afecta a las cuatro dimensiones de la vitalidad del ser:
