La dieta del doctor Casado: la mejor que conozco http://t.co/QzXC9xZI17
— Salvador Casado (@doctorcasado) January 8, 2014
La medicina actual está muy centrada en los medicamentos relegando a un segundo lugar aspectos tan importantes como la alimentación. Pero olvidar a Hipócrates tiene sus riesgos. La doctora Odile Fernández nos recuerda que la nutrición tiene su papel en la enfermedad, como causa y como cura. En su doble papel de enferma de cáncer y médica de familia comparte en su blog y en su libro una experiencia personal fundamentada en abundante bibliografía. Es verdad que no disponemos de toda la evidencia científica que sería deseable pero también lo es que desdeñar el papel que la alimentación tiene para la salud no es inteligente.
El libro de la doctora Odile no gustará a muchos de mis colegas. No es un libro científico al uso, está pensado para el público general y escrito en un lenguaje asequible. Cuenta una historia, su historia. Las investigaciones tradicionales precisan de grandes poblaciones para refutar sus resultados, en este caso no es así.
Creo que merece la pena reflexionar sobre tres puntos:
1. No hay que esperar a tener un cáncer para empezar a comer sano. La alimentación es esencial tanto para mantener la salud como para sanar la enfermedad.
2. Los enfermos de cáncer y enfermedades complejas han de recuperar el liderazgo de su propia curación. Responsabilizarse de su alimentación es un paso valioso.
3. No todo el monte es orégano ni todos los alimentos curan el cáncer. Si fuera tan sencillo no recurriríamos a las cirugías, radioterapias y quimioterapias disponibles. El ajo y la cebolla probáblemente sean más sanos que una hamburguesa pero no curan nada por sí mismos. La curación es un camino largo que exige un compromiso con uno mismo para cuidar su alimentación, actividad física, descanso, relaciones sociales y mucho más.
En la cocina no hallaremos curas milagrosas, por más que lo deseemos, lo que sí encontraremos es un camino para mejorar nuestra salud y la de nuestra familia atendiendo una necesidad básica que hay que satisfacer todos los días. Merece la pena mejorar nuestro conocimiento para aprender a comer mejor.