Cuando comencé a escribir el blog hace apenas dos meses, jamás me imaginé que me iba a volver un poco adicta a esto de escribir. Es una inyección de autoestima, que la gente se moleste en leer las cosas que quieres contar, tengas o no tengas razón, sea mejor o peor el post, incluso puedo llegar a creer que con algunos ayudo a alguien, o enseño a alguien algo nuevo o por lo menos les doy unos momentos de relax, diversión o incluso de reflexión. Me conformo con que en los minutos que os tome leer alguno de mis posts sólo os dediquéis a eso y os haga estar en el presente y disfrutar y haceros al menos un poquito felices. En esto último quiero enfocarme, en ser feliz con cosas sencillas.
Pero ya vale de hablar de mí. Este post realmente quiere que el último día del año 2018 cuando empecéis a pensar en los objetivos o metas del nuevo año, no seáis demasiado estrictos con vosotros mismos.
Sé que tener objetivos o metas en la vida, son muy importantes para el crecimiento personal, para así trabajar y hacer cosas realmente importantes, y no desperdiciar nuestro tiempo de cualquier manera. Además, nos ponemos objetivos en teoría en nuestro propio beneficio.
Pero, y mientras perseguís esos objetivos o metas
¿vivís realmente la vida? ¿disfrutáis de cada momento de vuestra vida?
Hace unos años, como creo muchos de vosotros seguramente, entré en un pozo oscuro, circunstancias de la vida, me hicieron entrar en un bucle de autodestrucción, de donde no conseguía salir, hasta que toque el fondo de dicho pozo. En esos momentos, no le ves sentido a nada, ni siquiera a tu propia existencia. Pero parece que cuando tocas fondo, es cuando consigues el impulso para salir de ahí.
A partir de ese momento, comienzas a plantearte la vida de otra manera, no es que hayas descubierto como vivir realmente o como ser feliz realmente, pero sí empiezas a apreciar cosas sencillas y diarias que antes ni siquiera sentías. No buscas ser feliz a largo plazo, cuando consigues algo o cuando llegas a hacer algo importante, porque intentas ser feliz con poco, en cada momento de cada día.
Como me dijo sorprendentemente mi médico de familia, ya que no era precisamente una persona empática con sus pacientes, en aquel momento a la que agradezco mucho su corto pero importante consejo.
Empiezas a disfrutar primero de tu soledad, cosa que a mucha gente le da miedo, pero no sé si podéis imaginar lo importante que es saber vivir feliz en soledad, contigo mism@ para poder ser feliz rodeada de gente.
Vives con pasión un paseo, un libro, un atardecer, mojarte con la lluvia, el silencio, y millones de cosas cotidianas y aparentemente sencillas pero que aportan una felicidad mientras vas viviendo y hacen que tu cabeza pare la maquinaria intensa del recuerdo y de la preocupación por lo que viene.
Realmente, tú no eres el culpable de no vivir el presente. Si te paras un momento y dejas de pensar de manera consciente, podrás ver como tu cabeza intenta traerte cosas del pasado o intenta recordarte lo que puede pasar en el futuro, lo que solemos llamar <<pre- ocuparse>> ocuparse de una cosa antes de que ni siquiera pase, si es que acaso pasa. Tu propia cabeza es tu peor enemiga a la hora de vivir las cosas, de vivir el presente, porque se empeña en traernos cosas que realmente en ese momento no son relevantes.
Nunca te has sorprendido a tí misma, diciendo:
"si estoy entretenida me olvido de esa cosa que me pone triste o me preocupa".
En ningún caso te digo que dejes de ponerte como objetivo terminar aquel libro, perder peso, cambiar de trabajo o cualquiera que sea vuestro objetivo, pero que no sea un camino de baches, piedras y otros obstáculos, que en la consecución de ellos, seáis felices, disfrutéis y no os sintáis forzados contínuamente a realizarlos y por supuesto, no os sintáis jamás unos fracasados por no conseguirlos, porque lo importante vuelvo a decir es que seáis felices, y si no los conseguís es que quizás no eran objetivos realistas, no eran vuestros objetivos o no era el momento de llevarlos a cabo.
Un día un amigo me contó una historia que viene mucho a colación con esto.
"Un hombre era inmensamente rico, era egoísta, incluso era infeliz porque siempre quería más. Un día se encontró con un hombre pobre que era inmensamente feliz, y quiso saber como ese hombre no teniendo nada era tan feliz, y como él no conseguía serlo teniéndolo todo.
Se acercó a él y le preguntó directamente ¿por qué eres tan feliz si eres pobre? A lo que él le contestó, ¿quién le ha dicho a usted que soy pobre? El hombre rico se quedó extrañado y el hombre pobre le explicó.
Yo tengo una gran riqueza, cada día la vida me ingresa en mi banco del tiempo 24 horas, que son 1440 minutos y 86400 segundos. Y me dedico a vivir cada uno de estos 86400 segundos intensamente, disfruto de levantarme cada mañana, disfruto ver el sol, la lluvia, el viento, disfruto ver la gente pasar, disfruto saboreando cualquier comida que me toque comer, disfruto de un abrazo, disfruto de todas y cada una de las cosas que me pasan en cada uno de esos segundos, porque todos son vida e incluso si me pasa algo malo intento olvidarlo pronto disfrutando de algo nuevo y jamás pienso en qué puede pasar mañana.
Estos segundos pasan y ya no puedes recuperarlos, porque no se acumulan, y la vida al día siguiente te da otros 86400 segundos nuevos para que los vivas, para mí son mi gran tesoro, porque cuando muera los ahorros de mi vida serán todas las experiencias vividas, todos los segundos aprovechados y vividos y nunca espero nada, solo vivo".
Por todo esto, que el objetivo principal este 2019 sea ser feliz , disfrutar del camino y no solo de las metas.
Os deseo un Feliz Año Nuevo.