Revista Cultura y Ocio

Que ver en Ginebra: Guía con lugares, planes y consejos

Por Ilusionrecuerdo @ilusionrecuerdo

Ginebra, situada a orillas del majestuoso Lago Lemán, es una ciudad suiza que combina a la perfección el encanto histórico de su casco antiguo con la modernidad. Conocida como la sede europea de las Naciones Unidas y hogar de la Cruz Roja, Ginebra es un centro diplomático y financiero global que hace que gran parte de sus habitantes sean de fuera. Pero esto no es nuevo ya que, por su pasado, esta ciudad tiene un largo historial acogiendo inmigrantes. Pero aunque tiene muchas curiosidades por contar, toca centrarse en esos sitios que ver en Ginebra, así como otra info de interés para que te sea más sencillo organizar tu visita.

10 lugares que ver en Ginebra

Toma nota que te cuento los lugares imprescindibles que ver en Ginebra para disfrutar al máximo de este destino. Son muchos los viajeros que vuelan aquí directamente cuando van a viajar a Suiza No osbtante, te diré que si va a ser tu primera vez en este espectacular país alpino y también buscas los paisajes, yo lo combinaría sin duda con como destino para pasar más noches y desde el que hacer excursiones de todo tipo.

Pero ojo que también hay cosas interesantes que ver en los alrededores de Ginebra, pero te las cuento un poco más abajo.

Si dudas sobre cuántos días pasar en Ginebra la respuesta es que depende de lo que quieras ver y cómo quieras organizarte. Yo estuve tres noches, pero uno de los días lo pasé fuera bordeando el Lago Leman, pasando junto a Lausanne, Montreux, Vevey y el castillo de Chillon, para subir por fin a la cima del Glacier 3.000.

Y ahora sí, sigue que te cuento qué ver en Ginebra basado en mi propia visita a la ciudad sola y sin mis tres hijos (así que me cundió bastante).

El Jet d'Eau es, sin duda, el símbolo más icónico de Ginebra Suiza. Este impresionante chorro de agua, ubicado en el lago Leman, alcanza una altura de 140 metros y es visible desde numerosos puntos de la ciudad. Sin duda, uno de los planes que hacer en Ginebra es caminar por la pasarela que se interna en el lago para pasar debajo de esta curiosa 'cascada' de agua y llegar incluso si quieres hasta el pequeño faro que hay al final. Eso sí, ve dispuesto a mojarte porque según la dirección del viento en ese momento puedes acabar calado, pero es muy divertido.

El origen de este brutal chorro se remonta a 1886 cuando se abrió uno, en otro punto de la ciudad, para reducir la presión excesiva del agua como válvula de seguridad para la estación hidráulica. Esa pequeña obra de ingeniera despertó tanto interés entre los habitantes que acudían a contemplarlo en masa que, años más tarde, en 1891, se decidió trasladarlo a su ubicación actual dentro del lago para convertirlo en atracción turística. Hoy 133 años después es una de las primeros lugares que ver en Ginebra para la mayor parte de los turistas.

El paseo para llegar hasta el Jet D'Eau a orillas del lago es ya otra bonito plan que hacer en Ginebra porque tienes más de una terraza donde tomarte algo para contemplar este hipnotizante chorro, ver los barcos pasar o admirar a los cisnes.

Y si vas en verano, aprovecha para darte un chapuzón en la nueva zona de baño que acaban de abrir en julio de 2024 pegada a la pasarela de acceso al Jet D'Eau.

Muy cerca del Jet d'Eau, a un agradable paseo junto a la orilla del lago, llegas al Jardin Anglais, jardín inglés, un rincón precioso para sentarse a descansar a la sombra de los árboles entre fuentes y esculturas. Este es un buen lugar para contemplar la vida local, pero también donde encontrar uno de los imprescindibles que ver en Ginebra: el Reloj de Flores.

Esta gigantesca obra maestra de la horticultura y la relojería se construyó en 1955 como homenaje a la célebre industria relojera suiza. El diseño, con cerca de 6.500 flores y plantas, va cambiando cada temporada para adornar la estructura de 5 metros de diámetro que tiene el reloj.

Otra curiosidad es que la aguja del minutero mide dos metros y medio de largo, siendo la más larga del mundo en un reloj de este tipo. Por supuesto, marca la hora exacta haciendo honor a la famosa precisión suiza.

Detrás del reloj, hay una gran noria desde donde tener vistas de lujo del lago Leman y del centro de Ginebra.

Si tienes poco tiempo, algo que sí o sí tienes que ver en Ginebra es su casco antiguo o Vieille Ville. Un pequeño pero coqueto entramado de calles adoquinadas y encantadoras plazas con bonitos detalles medievales donde, por supuesto, hay también espacio para el lujo y la elegancia que son una de las señas de identidad de la ciudad.

Aquí, podrás visitar la Catedral de San Pedro, una construcción gótica del S. XII con una impresionante torre desde donde se obtienen vistas panorámicas de la ciudad. La entrada a la catedral es gratis, pero sí has de pagar para subir a la torre (5 francos).

En el S.XVI pasó a manos protestantes y eso hizo que perdiera su condición de catedral (aunque hoy en día se le nombre así) para ser un templo donde se eliminaron multitud de elementos católicos como el propio altar, ya que todo aquello que no tenía una utilidad real era denostado. Sí se mantuvieron, sin embargo, las vidrieras del S. XV porque servían para proteger del viento. También se terminó escodiendo la fachada gótica de la catedral tras una nueva fachada con columnas a imitación de un templo romano.

Uno de lo elementos interesantes que puedes ver dentro de este templo protestante es la silla del mismísimo Juan Calvino desde la que promulgaba su doctrina del puritanismo. Recordemos que por aquella época, siglo XVI el protestantismo prohibió en Ginebra cualquier atisbo de teatro, baile,juego y cultura.

Por suerte, algo que no pudieron destruir fue la preciosa capilla funeraria que el cardenal Jean de Brogny mandó construir en 1.400 para albergar su tumba en un lateral de la catedral de San Pedro. Los protestantes decidieron pintarla de blanco y convertirla en un depósito. Más tarde pasó a ser un colegio donde en el siglo XIX unos alumnos rascaron la pintura blanco dejando al descubierto los majestuosos frescos de la que hoy se conoce como Capilla de los Macabeos, sin duda, uno de los rincones más bonitos que ver en Ginebra.

Ficha los horarios para poder entrar al interior de la catedral de Ginebra: de lunes a sábado, de 10:00 a 17:30 y los domingos de 12:00 a 17:30 horas.

Al lado de la catedral, hay muchos más rincones que ver en Ginebra como la terraza mirador de Agrippa desde donde se ve el chorro del agua del lago y la iglesia de la Madeleine convertida en templo por los protestantes por eso no verás en ella ninguna cruz ni se conserva el 'santa' en el nombre. En verano, se organizan conciertos de jazz en este pequeño jardín.

Ahí sale el estrecho pasaje cubierto Degrés de Poules que une la catedral con otro lugar que ver en Ginebra la coqueta plaza Place du Bourg-de-Four, la plaza más antigua de la ciudad.

Desde ahí, puedes seguir paseando por la pintoresca c alle del Hôtel-de-Ville que lleva hasta el ayuntamiento donde te espera una bonita escalera en espiral.

Muy cerca, en la calle Rue du Puits-Saint-Pierre, tienes el museo Maison Tavel donde sumergirte en el pasado, incluso hasta la época romana, y descubrir que Ginebra fue una ciudad amurallada gracias a una gran maqueta que muestra el estado de la ciudad en 1850. Este museo, instalado en un singular edificio medieval del S. XIV con un pequeño torreón, es gratuito así que, si vas bien de tiempo, o te pilla la lluvia es un buen plan que hacer en Ginebra. Abre de martes a domingo de 11:00 a 18:00 horas.

Antes de dejar el casco antiguo, tómate un descanso a espaldas del Hôtel-de-Ville donde te espera la Rampe de la Treille un mirador en un paseo peatonal de lo más tranquilo que, además de vistas a los tejados de Ginebra, y con suerte, en un día claro, a los Alpes, tiene un par de peculiaridades que lo hacen más especial.

Por un lado, allí encontrarás el banco de madera más largo del mundo. Construido en 1767, se ha sido ampliado a lo largo de los siglos hasta llegar a los 120 metros que mide en la actualidad. Siéntate allí y busca un gran castaño con nombre propio, Le marronnier de la Treille, que es una de las cosas más curiosas que ver en Ginebra. No por el árbol en sí, que es un ejemplar muy antiguo, sino por la tradición que lo rodea. Cada año, un funcionario de la ciudad, conocido como el Saigneur de la ville, observa el primer brote del castaño y registra la fecha que es publicada en la prensa local. Esta tradición data de 1818 y es una manera simbólica de marcar el comienzo de la primavera en la ciudad.

Si vas a Suiza con niños y haces parada en Ginebra que sepas que aquí tienes un pequeño parque de madera para que juegen.

Justo debajo de La Rampe de la Treille, se encuentra uno de los parques más apacibles que ver en Ginebra: el Parc de Bastions. Durante la Edad Media, Ginebra estaba rodeada por murallas y bastiones. Con el tiempo, las necesidades defensivas fueron desapareciendo, y las fortificaciones se derribaron en 1850 para permitir la expansión urbana. Así, lo que antes era una zona militar se convirtió en un hermoso parque, diseñado en un estilo típico de jardines botánicos, con grandes avenidas arboladas y zonas de paseo que recibió el nombre de Parc de Bastions

Allí está uno de los rincones esculpidas en piedra caliza. que ver en Ginebra que no te puedes perder, el Muro de la Reformadores, un impresionante monumento de 100 metros de largo y 9 metros de altura que conmemora el movimiento de la Reforma Protestante. Se inauguró en 1909 y rinde homenaje a los principales líderes de este movimiento religioso que tuvo un impacto profundo en Ginebra y en Europa. A ellos, Juan Calvino, Guillermo Farel, Théodore de Bèze y John Knox, los verás representados en cuatro esculturas de 5 metros de altura cada una

Durante mi visita a Ginebra en junio de 2024 pasé dos veces por este parque. La primera durante una interesante visita guiada por Ginebra . La segunda ya por mi cuenta para disfrutar con más calma y me encontré con un festival con actuaciones de música en directo y food trucks donde comí por poco dinero mientras disfruté del ambientazo local y familiar.

Uno de los puntos más curiosos que ver en Ginebra es, sin duda, La Jonction que es como se llama a la confluencia de los ríos Ródano y Arve, cada uno con aguas de colores muy diferentes. Puedes ver este espectáculo natural donde la corriente turquesa del Ródano, que divide la ciudad en dos, se mezcla con las aguas más bravas y marrones del Arve. El mejor lugar para contemplar este juego acuático y cromático es desde lo alto del viaducto homónimo, el pointe de La jonction, donde peatones y trenes comparten espacio.

Para llegar andando hasta el centro de este puente, según cuál sea tu origen, puedes coger los buses 7 o 9 bajándote en la parada Contract Social, o bien si llegas por la otra orilla los buses 2 o 19 parando en Claire Vay. Eso sí, ten en cuenta que no hay mucho más que ver alrededor así que valora la visita en función del tiempo que tengas.

Ya que vas a visitar Ginebra aprovecha para entrar en un lugar único como es el Palacio de las Naciones, sede de la ONU, ubicado dentro del enorme Parque Ariana. Pero entrar no es tan sencillo dado que el cupo para las visitas guiadas se agota muy rápido, así que si te interesa haz la reserva con suficiente antelación en esta página oficial. Ten en cuenta que no podrás comprar ningún tipo de entrada allí.

La visita guiada al interior del Palacio de las Naciones en Ginebra dura una hora, suele hacerse en inglés y tiene un coste, a enero de 2025, de:

-23 CHF por adulto
-19 CHF para universitarios, personas mayores y personas con discapacidad.
-12 CHF jóvenes a partir de 14 años y 11 CHF niños de 6 a 13 años.

Si has conseguido plaza, ten en cuenta que has de llegar con 30 minutos de antelación y llevar tu pasaporte o documento de identidad. La entrada para estas visitas se hace por la Puerta de Pregny en el número 14 de la Avenue de la Paix. Para llegar, puedes coger el bus de las líneas 8, 20, 22 y 28 y bajarte en la parada de Appia.

Si te quedas sin plaza, como me pasó a mí por no ser previsora, te queda la opción de ver el Palacio de la Naciones desde fuera. Para hacerlo, te recomiendo ir a la otra entrada conocida como Puerta de las Naciones para asomarte a la famosa avenida de las banderas, puerta de reja mediante, y hacerte una foto con el cártel. Si decides ir hasta allí puedes llegar en el tranvía 15 o en cualquiera de esta líneas de bus, 5, 8, 11, 22, 28 y F, bajándote en la parada Nations.

Justo enfrente de esta fastuosa entrada repleta de las 193 banderas de los Estados miembros de la ONU y 2 de los Estados observadores (Palestina y la Santa Sede), tienes otro punto interesante que ver en Ginebra. Es la silla rota de Daniel Bernet, una escultura gigantesca de 12 metros de alto rodeada por chorros de agua que salen del suelo. Fue inaugurada en 1997 para llamar la atención sobre la problemática de las minas antipersona y los restos explosivos de guerra coincidiendo con las negociaciones que llevaron a la firma del Tratado de Ottawa, que prohíbe el uso, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersona.

El Museo Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja es uno de los lugares más emblemáticos que ver en Ginebra. A mí personalmente me gustó mucho, me pareció una visita muy interesante incluso para hacer con niños ya que tiene partes interactivas y es una gran oportunidad para hablarles de los derechos humanos. Eso sí, si eres de los que se emociona fácilmente prepárate para soltar alguna lagrimilla porque todo lo que cuenta toca el corazón. Además, tiene un café muy agradable para tomar algo que cuenta con unas mesitas para los más peques.

Este museo se encuentra junto ubicado en Avenue de la Paix 17, junto a la sede de la Cruz Roja Internacional, la organización fundada en Ginebra en 1863 por Henry Dunant, quien recibió el primer Premio Nobel de la Paz por su trabajo. El edificio no es muy grande así que se ve realtivamente rápido (aunque puedes entretenerte todo lo que quieras) y puedes combinarlo con el Palacio de Naciones Unidas y el museo Ariana, ya que ambos están a un corto paseo a pie.

El precio general de la entrada al museo es de 15 francos, aunque hay entrada reducida a 10 francos para personas mayores y estudiantes. Los menores de 12 años y los poseedores del Swiss Travel Pass entran gratis. Merece muchísimo la pena coger la audioguía por sólo 2 francos para comprender bien toda la historia que hay detrás de esta organización humanitaria.

El horario de apertura es de 10 a 18 horas de martes a domingo, aunque los jueves abre hasta las 20 horas. En invierno, de noviembre a marzo, cierra una hora antes.

El mejor modo de llegar desde el centro de Ginebra es en autobus, las líneas 8, 20 y 60, bajándote en la parada Appia. Si te pilla mejor el tranvía, líneas 15 o 18, también sirve bajándote en Nations, aunque te deja un poquito más lejos.

El guía con el que hice la visita por el casco antiguo de Ginebra me recomendó visitarlo, ya no por lo que guarda, sino por el lugar en sí. Y es que te encontrarás un elegante edificio que combina elementos de la arquitectura barroca y neoclásica con un curioso punto protestante. Tampoco es que sea impresionante, pero sí es cierto que es bonito. En su interior, se encuentra una de las colecciones más completas de cerámica y vidrio de Europa que comenzó el fundador del museo Gustave Revilliod, quien por cierto puso al museo el nombre de su madre, Ariana.

Sinceramente, lo que más me gustó del museo, además de algunas piezas concretas muy curiosas, es la historia de Gustave, un particular Willy Fog que en 1.880, cuando tenía 70 años, decidió embarcarse en una vuelta al mundo durante la que fue recopilando muchas de las obras de este museo que terminó donando a la ciudad de Ginebra a cambio de que la entrada fuera totalmente gratis. Así sigue siendo, así que este es uno de los lugares que ver en Ginebra sin pagar nada.

En Ginebra hay muchos museos gratuitos y, sin duda, uno de los que bajo mi punto de vista, más merece la pena es este gigante de la ciencia. El museo CERN Science Gateway gira en torno al la Organización Europea para la Investigación Nuclear donde se encuentra el mayor acelerador de partículas del mundo. Eso sí, ten en cuenta que está alejado del centro, ya casi en la frontera con Francia, por lo que si sólo tienes un día para ver Ginebra tendrás que dejarlo fuera de tu ruta, a no ser que seas un fanático de la ciencia, la física y del universo.

Pero si tienes tiempo, no dudes en acercarte porque es uno de los lugares más interesantes que ver en Ginebra. Si estás en el centro, toma el tranvía 18 en la estación central de Cornavin y sigue hasta la parada CERN, tardarás casi unos 30 minutos. El horario de apertura es de martes a domingo de 10 a 17 horas, los lunes cierra.

No es necesario reservar entrada con antelación para visitar las tres exposiciones interactivas del museo, ni tampoco para acceder al auditorio donde se proyectan continuamente distintos cortos relacionados con la historia del CERN y temáticas del universo y las partículas. Pero sí quieres acceder a las visitas guiadas (son sólo en francés e inglés), a los talleres y a las demostraciones científicas programadas cada día, sí es necesario reservar. La pega es que esta reserva no puedes hacerlo con antelación unos días antes, por ejemplo, sino que tienes que hacerla una vez llegues al museo descargandote un QR que te lleva a la aplicación del CERN y que sólo es accesible a través del Wi-Fi CERN-Visitors. Es decir, que si quieres optar a hacer esas actividades deberías llegar a las 10 de la mañana y guardar mucho tiempo ese día para dedicarle al museo. Sólo un 10% de los visitantes consiguen acceder a ellas.

A nivel arquitectónico, el nuevo edificio que alberga el museo CERN Science Gateway, inagurado en 2023, es toda una joya obra del italiano Renzo Piano. Son dos tubos gigantescos neutros en carbono, uno a cada lado de la carretera, conectados por un puente de vidrio a modo de pasarela. Al lado, sigue estando el antiguo Globo de la Ciencia y la Innovación, diseñado por los arquitectos Hervé Dessimoz y Thomas Büchi, así como la curiosa escultura The Universe of Particles.

Confieso que soy muy fan de los mercados, así que cuando el guía me contó que en la plaza de Plainpalais montan todas las semanas dos distintos me apunté el plan y fui a disfrutarlo. Por un lado, es el mercado gastronómico donde podrás comprar fruta, verdura, distintos tipos de alimentos como pan, mermeladas, quesos, embutidos... de productores locales, además de comida preparada ya sean especialidades de la cocina suiza, delicatessen, dulces, zumos... Un buen plan para comer en Ginebra. Este se celebra martes y viernes de 6:30 a 14:30, y los domingos de 6:30 a 18:15 horas.

El que yo pude ver fue el mercado de pulgas de Plainpalais, ese mercadillo de antigüedades y todo tipo de objetos de segunda mano donde curiosear todo el tiempo que quieras. Resulto un buen lugar donde comprar algún regalo y souvenir de Ginebra a muy buen precio. Eso sí, recuerda llevar francos en efectivo porque aquí no se admite pagar con tarjeta. Si quieres pillarlo montado, has de ir miércoles, sábados y domingos de 6:30 a 18:15 horas. Como ves si tienes la suerte de estar un domingo en Ginebra, es el único día que podrás disfrutar de ambos mercados. En invierno, el horario de cierre puede ser un poco antes.

Ya que estás en esta gran plaza de Ginebra, aprovecha para ver la escultura de Frankestein, el famoso monstruo protagonista de la novela de Mary Shelley. ¿Y por qué está esta escultura en Suiza y no en Reino Unido dado que la escritora era británica? Pues porque la joven Mary fue una de las primeras turistas inglesas que eligió Ginebra como destino de vacaciones junto a unos amigos, entre los que estaba su futuro marido y Lord Byron que los invitó a villa Diodati, la casa que tenía alquilada a orillas del lago Leman. Durante una noche de tormenta, de las varias que los mantuvieron encerrados unos días en esa casa, Shelley tuvo una pesadilla que dio lugar a una de las novelas de terror más famosas de todos los tiempos.

Si vas con niños a Ginebra, en esta plaza hay un parque infantil y un circuito de skate.

Hasta ahora te he hablado de los lugares que yo vi en Ginebra durante mi visita a la ciudad, pero en esta ciudad suiza también hay mucho que hacer. Aquí van algunos de los planes que puedes apuntar en tu agenda a la hora de organizar tu escapada a Ginebra.

Como ya has visto, el lago Leman es uno de los emblemas de Ginebra. Hay varias maneras de disfutrarlo y una de ellas es hacer un crucero por el lago Leman. Dependiendo del tiempo que tengas puedes hacer uno muy largo que te lleve por ejemplo hasta la vecina ciudad de Lausanne para pasar allí el día viendo el museo olímpico y después llegar hasta el precioso castillo de Chillon, o el clásico paseo en barco de una hora durante el que relajarte por la bahía con las vistas de Ginebra desde el agua. Tienes varias opciones de crucero por el lago Leman para elegir, agunas incluso con aperitivo o comida u otra que te lleva hasta el vecino pueblo francés medieval de Yvoire.

Si tienes el, has de saber que tienes incluido gratis el crucero por el lago Leman, incluso el largo que te acabo de decir hasta Lausanne, Vevy y Montreux. Una de las opciones incluidas que a mí personalmente más me gusta son los barcos de vapor de la Belle Epoque que operan en todo el lago y son preciosos. Echa un vistazo a las rutas y los horarios en la web oficial de CGN, Compagnie Générale de Navigation. Estos barcos salen del muelle Jardin Anglais, junto al Reloj de Flores y cerca del Pont du Mont-Blanc.

Durante mi estancia en Ginebra, como ya había montado en otras ocasiones en los barcos de vapor, elegí dar un paseo por el lago en uno de los ferrys que normales que esta misma compañía, CGN, tiene en el lago y que también están incluidos gratis en el . Hice un paseo corto desde el muelle de Eaux Vives, junto a la Baby Plage, hasta el muelle de Mont Blanc, final de trayecto, pero muy bonito porque pasa muy cerca del Jet d'Eau.

Ambos barcos de los que te he hablado tienen cafetería o restaurante en su interior. Si hace mal tiempo, mientras las condiciones no sean muy adversas, tomar un crucero por el lago Leman es muy plan que hacer en Ginebra porque irás a resguardo y podrás ver el paisaje por las ventanas.

Otra de las activiades imprescindibles que hacer en Ginebra es subirte a bordo de uno de sus tradicionales Mouettes Genevoises, unos pequeños barcos amarillos que, desde el año 1.897, hacen las veces de buses acuáticos o taxis para cruzar a la gente de una orilla a otra de la ciudad. Hay cuatro lineas distintas que unen distintos puntos de Ginebra. Puedes consultar los horarios y trayectos en la web oficial. Yo hice el trayecto más corto, cogiéndolo en el muelle de Pâquis para cruzar hasta enfrente bajándome en el muelle de Euax Vives.

Puedes coger uno de estos barquitos amarillos en los muelles de Molard, Pâquins, Euax-Vives, De Chateaubriend y Port-Noir. El billete sencillo de 1 viaje cuesta 2 francos, hay otro billete válido para 60 minutos que cuesta 3 francos. Si tienes el Swiss Travel Pass, o la Geneva Transport Card ( te la dan gratis al alojarte en muchos de los hoteles de Ginebra), puedes subir sin pagar.

Si vas a Ginebra en verano, uno de los mejores planes es darte un chapuzón en el lago. Eso siempre y cuando no te haga frío como me pasó a mí, No obstante, a pesar del mal tiempo, los ginebrinos se bañan y nadan igualemente. También hay días de solazo y calor, no te preocupes. Aquí te dejo algunas de las zonas de baño de Ginebra.

Bains de Pâquis, un must en Ginebra

Uno de los sitios de Ginebra que más disfruté fue Bains de Pâquis un zona de baño que es mucho más que una zona de baño. Se inauguraron en 1.930 y se han convertido en un icono de la ciudad. Allí encontrarás una pequeña playa donde tomar el sol y chapotear entre cisnes, distintas zonas de nado para los más deportistas, varias plataformas de salto para los más osados e incluso un bloque de escalada flotante desde el que lanzarse al agua tras subirlo.

Pero además tienen sauna, hamman y baño turco, así que si vas a Ginebra en invierno inclúyelo también en tu agenda. Y si quieres darte un homenaje ( previa reserva), ojo que también tienen servicios de masaje,. Antes de ir echa un vistazo a la web de Bains de Pâquis porque tienen una variada oferta cultural y deportiva, con actuaciones, talleres, sesiones de yoga, taichi.

A mí el lugar me encantó no sólo por todo lo que se puede hacer allí, sino porque además es muy bonito con un fotgénico espigón con un pequeño faro blanco y vistas al Jet d'Eau. También es un buen sitio para contemplar la vida local. Si vas a Ginebra con niños, ojo que puedes pedir prestados juegos de mesa para echar unas partidas en la toalla. En verano, además suele instalar una tirolina, un arenero, waterpolo, futbolín, ping pong e incluso dan clases de natación infantil. Si vas con bebés, hay una sala cerrada con cambiador y, en verano, reservan una zona a la sombra con hamacas para que las madres puedan dar el pecho y los másp eques dormir la siesta.

Y otro de los motivos para incluirlo en tu ruta es porque tiene uno de los mejores restaurantes donde comer en Ginebra barato y rico. El restaurante se llama Buvette des Bains de Pâquis ofrece servicios desde las 7:30 de la mañana con desayunos hasta cenas por la noche ya que cierra a las 22:30 en verano. Además a menudo tiene conciertos o karaoke. Lo mejor es que cada día ofrece dos platos del día a elegir por sólo 15 francos con fruta incluida. Las raciones son muy grandes. Yo comí salmón fresco, arroz con verduras, ensalada y sandía. También tienen fondue de queso por 27 francos con un vaso de fruta de postre incluido. Puedes coger mesa en la terraza o en la zona interior protegida con ventanales. Si vas a cenar al atardecer, tendrás el plan perfecto que hacer en Ginebra barato.

La entrada a Bains de Pâquis cuesta 2 francos para adultos y 1 franco para los niños, menores de 6 años gratis. Está ubicado en Quai du Mont-Blanc, 30. Abren a diario durante todo el día, aunque puede depender de la meteorología.

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