Ya os contamos en la entrada anterior, que nuestro viaje por la provincia de Girona fue un poco de arrebato. Un día haciendo zapping nos encontramos con un documental de La 2 que trataba sobre los pueblos de la Costa Brava y nos encantó!
Vimos la oportunidad de conocer pueblos maravillosos y de bañaros en el Mediterráneo y para allá nos fuimos. Luismi ya pasó varios veranos de su niñez en Murcia, pero yo sólo he probado sus aguas hace unos años en nuestra visita por la costa de la Comunitat Valenciana y me apetecía muchísimo darme unos bañitos allí.
Abandonamos la ciudad de Girona y nos dirigimos a conocer una parte de los pueblos de la costa. Hicimos base en Cala Montó (L´Escala) y le dedicamos un par de días a conocer la zona. En nuestro primer día visitamos: Tossa de Mar, Sant Feliu de Guíxols, Begur y Pals. Los trayectos entre estas localidades son bastante cortos y el paisaje hace que se pase rápido. Vamos allá....
TOSSA DE MAREste pueblo y Cadaqués, creo que son los más bonitos de la Costa Brava, por lo que son imprescindibles si queréis visitar la zona.
Pertenece a la comarca de La Selva y acoge una de las murallas medievales más importantes de la Costa Brava. Su castillo fue construído en 1187, pero fue decayendo hasta que los restos fueron derribados para construír un faro. El recinto amurallado se levantó entre los siglos XII y XIV, para defenderse contra el asalto de los piratas. Se conserva muy bien y todavía tiene en pie tres torres llamadas Codolar, Horas y Joanás.
La Vila Vella de Tossa fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1931 y es realmente preciosa.
Nosotros empezamos nuestra tura en los restos de la Villa Romana y luego nos dedicamos a callejear para llegar la Vila Vella (que corresponde al recinto amurallado). Como os decía más arriba, en lo más alto hay un faro, al que se le une una cafetería con unas vistas inmejorables. El faro alberga un pequeño museo gratuito.
SANT FELIU DE GUIXOLSYo creo que este pueblo fue la pequeña decepción del viaje. No es que sea feo, pero no le encontramos el encanto que esperábamos a su casco histórico ni a la playa. Sin duda, sus alrededores, con los puntos panorámicos sobre la costa, son su mayor partido.
Aparte, y esto sí que en el mismo pueblo, destaca su monasterio benedictino datado de 1723.
BEGURNuestro siguiente destino fue Begur, al que por un par de días no llegamos para disfrutar de la Feria de los Indianos. Begur es el sitio perfecto para disfrutar de las playas y de rutas de senderismo. El pueblo dispone de varias torres de defensa y varias casas coloniales preciosas. Una lástima que no se pueda ver su interior.
Desde los restos de su castillo medieval se pueden obtener unas buenas panorámicas. Se puede llevar el coche casi hasta él, pero nosotros decidimos hacerlo a pie desde la oficina de turismo y la verdad es que aunque parece un poco dura la subida, luego te das cuenta de que no es para tanto.
PALSNuestro último destino ese día era Pals. En su oficina de turismo nos encontramos con que la chica conocía muy bien el pueblo en dónde vivimos ya que pasó varios años veraneando en la zona. Está claro que el mundo es un pañuelo y que la teoría de los 6 grados es cierta, jeje.
Es un pueblo pequeñito pero con rincones llenos de encanto. Posee unos de los mejores recintos góticos conservados y una playa de más de 3 km. En sus alrededores podremos ver muchísimos arrozales y, como todos los pueblos que hemos visto hasta ahora de la Costa Brava, la naturaleza juega un papel muy importante.
Es cierto que nosotros no somos mucho de playa y que nos conformamos con ver algunas de sus playas desde los miradores, pero las hay realmente preciosas. A nosotros nos recordó mucho a Menorca en este aspecto. Muchas calas, algunas de ellas casi vírgenes, a las que hay que acceder haciendo un pequeño trekking. Nosotros, en esta ocasión, no teníamos tiempo y además llevamos bastante mal el calor, pero seguramente volveremos algún otoño para disfrutar de su naturaleza como se merece.
Ya empezábamos a estar cansados y queríamos llegar a tiempo para darnos el tan ansiado baño en el Mediterráneo, pero cuando llegamos a Cala Montó ya estaba atardeciendo y empezaba a refrescar. Habría que intentarlo al día siguiente.
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