Revista Cultura y Ocio
Acabo de terminar el programa de Salvados de esta noche sobre las maravillas del coltán. Y la cabeza no para de darme vueltas, porque me cuesta enormemente creer que no hagamos nada por parar esta locura.Hace unas semanas, vi una película brutal: Hotel Rwanda. Y, al acabar de verla, tuve la misma sensación que tengo ahora. Las conclusiones a las que llegué viendo el programa de Jordi y la película en sí fueron las mismas, porque la temática es muy parecida. Más bien, es exactamente igual.
Las dos historias van de cómo jodimos y seguimos jodiendo África. Cómo nos creemos que la colonización es un período histórico que ha quedado en el pasado, pero en realidad sigue estando vigente. Seguimos aprovechándonos de esa gente, que por culpa de nosotros, los blancos ricachones, gordos, consumistas, caprichosos y egoístas, siguen viviendo las miserias de la guerra, el hambre y la ignorancia.
Y no me vengas con el cuento de que todo esto es culpa de los grandes. La culpa de esto la tenemos absolutamente todos los que formamos parte de este sistema que da tanto asco. Todo lo que tenemos, ropa, calzado, juguetes, ordenadores, móviles, TODO lo que te rodea esté manchado posiblemente con la sangre de algún inocente.
Como siempre, no tengo palabras para elogiar el gran trabajo de Jordi. Me ha gustado el enfoque que le ha dado al tema, prestando especial importancia a los niños soldados y a las mujeres, que son las grandes víctimas de estas desgracias (cómo no). Me quedó grabada a fuego esa frase de que "El cuerpo de la mujer se ha convertido en un campo de batalla" para referirse a la brutalidad de las violaciones.
¿Cuál es la solución de todo esto? La tenemos nosotros como consumidores. El día que dejemos de pedir cosas materiales hechas a base de otras vidas, la historia empezará a cambiar. Mientras sigamos practicando la indiferencia, mientras sigamos pensando en que es un problema que nos queda muy lejos, mientras solo sintamos pena por "esos pobres negritos", nada va a cambiar.
Lo irónico de todo es que cambiar es tremendamente difícil. Porque el caso es que, después de ver y compatir una noticia, de escribir un entrada en un blog y mostrar tu rabia, impotencia y el asco que te da este mundo, en cuanto se te pasa el berrinche vuelves a tu vida normal.
Qué vergüenza da ser blanco.