
Hace no muchos capítulos, Twitter se deshizo en comentarios tipo “No podís decir “Estoy Preparada”", "Tení 35, no 15. #SolteraOtraVez”, “Mamones y cursi #SolteraOtraVez”, “¿Quién carajos dice “Estoy Preparada” en el 2012? #SolteraOtraVez”; cuando el personaje de Paz Bascuñán mira a los ojos a su ahora pololo y articula un “Estoy Preparada” para decirle, de la manera más romántica posible, que estaba lista para el metesaca, como diría Alex DeLarge en Nadsat. Entonces me pregunté... ¿Y tiene algo de malo ser mamón y cursi como para comentarlo y burlarse tanto?

La verdad es que yo defiendo el amor romántico de Cristina, la utopía post-moderna, el cuento de Disney y una larga lista de etcéteras que buscan describir lo que se ha catalogado como una evidente inmadurez de la protagonista y poco sentido de la realidad, como si esta fuese uniforme para todos. ¡Pamplinas! Sabemos que Twitter, e Internet en general, dan para mucho y que la suerte de poder que entregan las redes sociales a los simples mortales, muchas veces tienen como consecuencia un realce negativo en las opiniones y juicios emitidos. Pero, ¿será suficiente argumento para restarle importancia a esta nueva forma de ver la vida? Yo creo que no, y lo creo porque no solamente en Internet se da este tipo de comentarios, sino que muchas veces me siento como chancho en misa (fuera de lugar) cuando mi círculo comenta tan descarnadamente el revolcón que se dieron con X persona o descalifican las sensaciones que van más allá de lo primitivo e involucran un vínculo rosa entre los protagonistas del encuentro.

