Queríamos volar como pájaros sin frenos, pero no sabíamos cómo batir nuestros grandes plumeros. Pedimos ayuda a las hadas, pero no fueron capaces de desentrañar el enigma de sus mágicos aleteos. Acudimos solícitas a nuestros mayores, pero no lograron entendernos. Hasta que un día, en nuestro auxilio los sombreros acudieron. Ellos nos dijeron que el deseo de volar era como enhebrar una aguja fuera del costurero. Con un simple movimiento de muñeca, despegaríamos del suelo. Con un enérgico ademán, surcaríamos los cielos. Con el énfasis de los días de gloria, hasta recorreríamos parte del firmamento; y así, en cada nueva ocasión, poseeríamos más argumentos. Entonces, una duda se apoderó de nuestros adentros. ¿Por qué nosotras nunca formamos parte de esos revuelos? Quizá porque seáis pamelas y no sombreros, nos respondieron.Microrrelato de Ángel Silvelo GabrielRevista Arte
Queríamos volar como pájaros sin frenos, pero no sabíamos cómo batir nuestros grandes plumeros. Pedimos ayuda a las hadas, pero no fueron capaces de desentrañar el enigma de sus mágicos aleteos. Acudimos solícitas a nuestros mayores, pero no lograron entendernos. Hasta que un día, en nuestro auxilio los sombreros acudieron. Ellos nos dijeron que el deseo de volar era como enhebrar una aguja fuera del costurero. Con un simple movimiento de muñeca, despegaríamos del suelo. Con un enérgico ademán, surcaríamos los cielos. Con el énfasis de los días de gloria, hasta recorreríamos parte del firmamento; y así, en cada nueva ocasión, poseeríamos más argumentos. Entonces, una duda se apoderó de nuestros adentros. ¿Por qué nosotras nunca formamos parte de esos revuelos? Quizá porque seáis pamelas y no sombreros, nos respondieron.Microrrelato de Ángel Silvelo GabrielSus últimos artículos
-
François ozon, el extranjero: la ausencia de esperanza
-
Mis mejores lecturas del año 2025
-
Joachim trier, valor sentimental: el peso del amor sobre el arte
-
Teatro tribueñe, la gaviota de antón chéjov dirigida por irina kouberskaya: la verdad del arte sobre las emociones
