Revista Arte
Queríamos volar como pájaros sin frenos, pero no sabíamos cómo batir nuestros grandes plumeros. Pedimos ayuda a las hadas, pero no fueron capaces de desentrañar el enigma de sus mágicos aleteos. Acudimos solícitas a nuestros mayores, pero no lograron entendernos. Hasta que un día, en nuestro auxilio los sombreros acudieron. Ellos nos dijeron que el deseo de volar era como enhebrar una aguja fuera del costurero. Con un simple movimiento de muñeca, despegaríamos del suelo. Con un enérgico ademán, surcaríamos los cielos. Con el énfasis de los días de gloria, hasta recorreríamos parte del firmamento; y así, en cada nueva ocasión, poseeríamos más argumentos. Entonces, una duda se apoderó de nuestros adentros. ¿Por qué nosotras nunca formamos parte de esos revuelos? Quizá porque seáis pamelas y no sombreros, nos respondieron.Microrrelato de Ángel Silvelo Gabriel
Sus últimos artículos
-
Un delicado equilibrio de edward albee bajo la dirección de nelson valente: la familia es el infierno
-
La madre de florian zeller en el teatro pavón: la dualidad de la ausencia, la soledad y el olvido
-
Agota kristof, claus y lucas: la crueldad humana gobernada por un mundo en guerra
-
Deje que el viento hable, bajo la dirección y dramaturgia de irina kouberskaya: la memoria y el viaje de la vida