De todas las tartas saladas que he hecho, ésta es una de las que más me ha gustado. El relleno es muy jugoso, el puntito de tomate en la base, genial y el contraste con el queso provolone, delicioso. En cuanto al queso... puse un provolone dulce, pero podemos usar el picante, un manchego curado o semi e incluso un parmesano recién rallado. Yo, elegíría el manchego como segunda opción, casa perfectamente con el sabor del jamón.
La masa quebrada, si os apetece, podeis hacerla casera pero creo que es bien sabido mi mano en estos temas. Hay dónde elegir y, si encontramos una que guste, nos ahorra mucho tiempo en la elaboración del plato.
No os sé decir cuando está más buena, si fria o templada. Probadla.
Ingredientes:
- 1 lámina de masa quebrada
- 2 berenjenas grandes
- 150 gr de jamón serrano picado
- 1 cebolla grande
- 2 cucharadas de tomate frito
- 200 ml de nata de cocina (1 brick pequeño)
- 2 huevos
- Sal, pimienta y nuez moscada
- Aceite de oliva
- Queso Provolone
Elaboración:
Extendemos la masa cubriendo el molde. Pinchamos el fondo con un tenedor, le ponemos papel de horno del mismo diámetro y sobre él algo de peso (unos garbanzos, por ejemplo). Precalentamos el horno a 180ºC y metemos el molde unos 10 ó 12 minutos cubierto totalmente con papel de aluminio. Terminado este tiempo, quitamos el papel y lo dejamos 5 ó 6 minutos más. Retiramos el resto del papel con el peso que pusimos. Dejamos enfriar. De esta forma la masa quedará dorada, crujiente y firme.
Mientras la masa está en el horno, empezamos a pochar, en una sartén grande, la cebolla en juliana. Pelamos y cortamos las berenjenas a dados no muy pequeños y los añadimos a la cebolla. Ponemos un poquito de sal y seguimos rehogando suavemente hasta que estén tiernas. Añadimos el jamón picado. Removemos y lo volcamos en un colador para que suelte el aceite.
En un bol, batimos los huevos, agregamos la nata, la sal, la pimienta y la nuez moscada. Una vez bien batido, le incorporamos la berenjena con el jamón y rellenamos el molde previamente untado con las dos cucharadas de tomate frito. Cubrimos con el queso troceado. Lo tapamos con papel de aluminio y lo introducimos en el horno 20 minutos o hasta que al pincharlo con un palillo éste salga limpio.