Como si fuera fácil comprender la actual frenética vida que nos ha tocado vivir. Y no podemos quejarnos porque siempre hay personas cercanas que están peor. Ya lo dice el refrán: mal de muchos, consuelo de tontos. Desde luego, es mucho más sencillo creer a pies juntillas las verdades universales y ancestrales tradicionales que cuestionar lo establecido. Creer nos ayuda a sobrevivir y sobrevivir nos permite vivir. Entiendo que a medida que acumulamos canas la vida se va clarificando como el buen vino o incluso el malo, pero comprenderla en sentido absoluto se me antoja imposible para la mayoría de los homo sapiens terrestres. Poco a poco vamos entendiendo pequeñas cosas que en la niñez o en la juventud nos resultaban inteligibles y comprendemos que la vida hay que vivirla y revivirla a cada instante, creer en las personas que nos rodean que son mucho más trascendentes que los seres celestiales.
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