Leo con agrado esta mañana que no todo está perdido, que aún queda esperanza, que el sol aún puede atravesar la espesura del bosque. En definitiva, que pese a que el sueldo más frecuente está en España en torno a los 15.500 euros y la media se sitúa en algo más de 22.500 euros (si mi vecino tiene dos coches y yo no tengo ninguno, según la estadística tenemos un coche cada uno), pese a todo eso, las grandes fortunas son inmunes a la crisis, siempre que sea ajenas, de la misma manera que lo son al dolor.
La última encuesta anual de estructura salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE) pone sobre la mesa la pérdida de poder adquisitivo de los españoles desde 2008, con un aumento salarial del 2,9% frente a una subida del 1,5% en 2008, del 0,9 en 2009 y del 3% el año pasado. Hagan cuentas. A quien no les salen es a las mujeres, que han visto cómo aumentaba la diferencia de salarios con los hombres: una mujer gana 19.500 euros, el 78% que un hombre, cuyo salario medio se sitúa en 25.000 euros.
Mientras el INE glosa las miserias domésticas, Merril Lynch y Capgemini hacen lo propio con la riqueza. Así, los grandes capitales se recuperan hasta niveles precrisis. En España hay 140.100 grandes fortunas (con un mínimo de un millón de dólares excluyendo primera residencia y bienes de consumo duradero), 3.000 menos que el año anterior. El dinero no da la felicidad, pero sí puede dar una casa frente al mar desde la que contemplar la puesta de sol bajo un porche de cañas y empezar el camino hacia la noche más corta del año mientras te tomas un mojito. No es la felicidad, pero se parece bastante. En el último gadget tecnológico suena una canción. Es inquietante…
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