Yinka Shonibare es un artista londinense de origen Nigeriano. En 1965, con 3 años su familia se trasladó a su país de donde Yinka regresó para realizar sus estudios artísticos.
Esta mezcla de culturas es la base de su producción artística. Pone en el punto de mira las relaciones políticas, coloniales, culturales entre los dos mundos, el europeo y el africano. Es fácil encontrar reinterpretaciones de grandes artistas como Goya y Fragonard, y lo cierto es que suele inspirarse en ese mundo del neoclasicismo, rococó y romanticismo. Esa época de las colonias, de la Revolución francesa, a la que hace un guiño representando a muchos de sus personajes sin cabeza en honor de la guillotina.
Caballeros y damas ataviados con la moda de la época son vistos desde otro punto de vista. Sus diseños pertenecen a la estética del imperio francés, sin embargo, las telas, colores y estampados miran al sur, al país de sus orígenes, a Nigeria. Colores llamativos, alegres recuerdan a la vestimenta de esas mujeres africanas cargadas con sus hijos a la espalda que caminan hasta llegar al río donde lavar o recoger agua. De estra manera hace una crítica a la sociedad, a sus relaciones.
Shonibare dio el gran salto al mundo del arte gracias a la exposición Sensation que el gran galerista Saatchi organizó en Londres en 1997, desde entonces fue incluído como sus compañeros en el grupo de 'Young British Artists'. En 2004 fue nominado al premio Turner, en 2005 fue nombrado Miembro de la Orden del imperio británico, MBE y en 2007 Doctor honorario en la Huron University College, Londres Ontario.
Mcusho delso grandes museos cuentan con obras del autor en sus colecciones permanentes, entre ellos podemos destacar el MoMA de Nueva York, la Tate de Londres, el Art Institute de Chicago, la National Gallery de Canadá, La National Gallery de Edimburgo, La Gall. Nazionale d'Arte Moderno de Roma, ...
De joven se le diagnosticó una mielitis transversa que según dijeron desembocaría en una parálisis total, pero hoy día podemos alegrarnos de que la única secuela real que le dejó la enfermedad fue una leve inclinación de cabeza que le permite seguir creando arte en todo su esplendor.