Revista Arte

¿¡Quién va a pagar la crisissss!?

Por Peterpank @castguer

¿¡Quién va a pagar la crisissss!?

A parte del futbol, revolcarse en los lodos partitocráticos se ha convertido en la actividad preferida. No existe mejor somnífero que escuchar las innumerables tertulias radio-televisadas, en las cuales una pandilla de individuos institucionalizados cuestionan las bases de las instituciones que les alimentan, para posteriormente centrar sus razonamientos sobre asuntos secundarios a modo de divertimento propio y para entretener a la audiencia. Se trataría del caso del técnico que descubre que la estructura de un edificio está a punto de desmoronarse y discute con el propietario sobre el color de las cortinas del salón. Teniendo en cuenta que la mayoría tiene una capacidad de raciocinio suficiente, concluiríamos que es el interés propio la motivación de estos vendedores de opinión, así como ciertas dosis de miedo provocado por la incertidumbre en la que se haya instalada la sociedad ibérica y con ella, el mantenimiento de su status económico privilegiado y las relaciones con los gerifaltes partitocráticos de uno u otro bando. Ya lo decía Napoleón, el interés y el miedo es lo que mueve al ser humano.

En definitiva, cortinas de humo y palabrería hueca por doquier, a modo de orquesta del Titanic. Esta actitud nos hace intuir que el futuro ya está escrito y se trata de asumirlo con la mayor resignación. Sin embargo, hablamos de certeza. La certeza de que, en ausencia de fin colectivo propio, los Hacedores han impuesto el suyo: el pueblo español tiene que pagar su deuda billonaria respondiendo con sus bienes individuales y colectivos. La discusión en boga debería tratar sobre la posibilidad de imitar el ejemplo islandés o pagar directamente, pero esto no se discute porque la decisión ya ha sido tomada. La cuenta se abonará íntegra si el pueblo no se rebela y en caso contrario, nos obsequiarán con algunas quitas y bagatelas para contentar al populacho. Total, es dinero creado al efecto para recaudar sus intereses, negocio redondo. Para esto será necesario, previa elección “libre”, de un gobierno de perfil recaudador que sustituya a su antecedente endeudador. Se trata del mismo sistema consistente en crear la epidemia que permita comercializar la vacuna.

Concretados los fines, todo se reduce a los medios. Medios que, a modo de bálsamo de Fierabrás, nos transformen en seres más productivos que los alemanes, más dóciles que los chinos o más baratos que los magrebíes, como condición para que la economía crezca y la deuda pueda pagarse. La solución propuesta por el MCRC consiste en proporcionar un medio básico consistente en cambiar nuestra forma de estado y organización política. Nuestros compañeros repúblicos argumentarían que la libertad política es un fin en sí mismo, pero para eso habría que demostrar que los españoles podrían elegir libremente entre pagar o no pagar, es decir, que no hay un fin superior, que la política, por obra y gracia de la banca supranacional, no sirve a la economía. Salud.

Ereb


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