Revista En Femenino

¿Quiénes son y de dónde vienen?

Por Expatxcojones

Es española, musulmana y de origen rifeño. Tiene treinta y un años y un nombre libanés que prefiere guardar en el anonimato. Es de Melilla. Hoy ha accedido a quedar conmigo para contarme su historia.

-Mis abuelos paternos eran gente de campo. Cultivaban verduras que luego venían a vender a la ciudad. Mi padre empezó a trabajar con ellos muy joven, con sólo doce años. Luego, poco a poco, se fue buscando la vida. Primero abrió una tienda, luego montó un negocio. Ahora tiene una empresa de importación y exportación. Compra artículos de Europa y Asia y los vende en África.

-¿Cómo fue tu infancia?

-Sabía que algo en mi familia no era normal. Tenía a mi madre, mi padre y mis hermanos. Pero luego había otra mujer y yo pensaba ¿Esta quién es? También había un montón de niños que no sabía de dónde salían. Vivíamos todos juntos en la misma casa. Mis padres no me contaban nada. Luego, al crecer, fui encajando el puzle. No fue fácil. Mentiría si dijera lo contrario.

-Sí. Mi padre se casó con su primera esposa siendo muy joven. Tendría dieciocho o diecinueve años. Cuando tenía treinta y tantos conoció a mi madre. Se enamoraron. Él fue sincero. Le dijo que estaba casado y intentó divorciarse pero su esposa no quiso. Prefirió quedarse en la casa, cosa que como mujer no entiendo. Igual que tampoco entiendo como accedió mi madre. Me parece de las peores cosas. Sufres mucho. Te preguntas ¿esto qué es? No le veo el sentido.

-¿Cuántos hermanos tienes?

-¡Un pilón! Cuatro de padre y madre, más diez hermanastros por parte de padre. En total somos catorce.

-¿Qué tal es la relación entre vosotros?

-Con unos me llevo mejor que con otros. Lo normal. Esto ha venido así, es lo que ha pasado. Al final, no dejan de ser tus hermanos.

Le pregunto cómo es Melilla, ciudad que nunca he visitado y de la que apenas sé alguna cosa.

-Es muy peculiar. Es una ciudad pequeña, apenas catorce kilómetros cuadrados. Es como una burbuja, rodeada de fronteras. A la gente que viene le llama mucho la atención.

-¿Qué piensas de los marroquíes que la reclaman como suya?

-Geográficamente, sí, pertenece a Marruecos pero si miramos la historia...

Yo lo hago. Busco información en la página web de la ciudad. Encuentro esto:

Melilla fue española 18 antes que el reino de Navarra, 162 antes de que el Rosellón fuera francés y 279 antes de que se constituyeran los EEUU de América.

Melilla se une a España durante el reinado de los Reyes Católicos en 1497, unos 460 años antes que la constitución de Marruecos como país independiente en 1956.

-Quizás algún día acabará siendo de Marruecos pero será por acuerdos comerciales o económicos; no por la ciudadanía. En Melilla entra mucho dinero. No lo sabía hasta que empecé la carrera y nos lo contó un profe, que era odioso pero toda una eminencia. Piensa que Melilla está libre de IVA pero no de impuestos. Hay el IPSI, una cuota fija mensual que hay que pagar para las mercancías que entran y salen del puerto. Todos los días llegan containers, al menos cien. Haz números...

-¿Y la convivencia? ¿Qué tal es? Te lo pregunto porque en Ceuta me da la sensación que los musulmanes y los cristianos viven totalmente al margen.

-Allí estamos mezclados cristianos, musulmanes, judíos e hindúes. Yo tengo amigos de todas las religiones y culturas. Aunque no hablamos nunca del tema porque creces con ello y te parece de lo más normal. Creo que en Melilla hay mucha más relación entre la gente, entre otras cosas, porque los musulmanes de Ceuta se consideran marroquíes y, en cambio, los de Melilla son mayoritariamente rifeños. Los bereberes eran los pobladores de esta zona mucho antes de que llegaran los árabes. No se sienten muy marroquíes. Esa es la diferencia. Siempre hay extremos, como en todas partes, pero en general diría que la convivencia es buena. La vida en Melilla es tranquila. Bueno, lo era porque ahora con lo de la valla...

-¿Cómo lo vivís los melillenses?

-Hay mucho revuelo en los medios con este tema pero la verdad es que los ciudadanos apenas se dan cuenta; sólo se enteran cuando suenan las sirenas de la policía. Cuando yo era pequeña el término "valla" no existía.Era así -y hace un gesto con la mano para mostrarme que no le llegaba ni a la cintura-. Ahora todo se ha magnificado.

-¿Qué piensas de los subsaharianos que hay en el CETI?

-Me dan pena. Sé que muchos huyen de países donde hay conflictos pero es que España está tan mal... ellos tienen comida, cama, ropa, hacen cursos... incluso les dan cinco euros diarios para sus gastos. No es que me parezca mal. No es que quiera quitárselo pero ¿qué pasa con los españoles que sufren? A ellos nadie los ayuda. Los desahucian de sus casas si no pagan la hipoteca. Les cortan la luz y el agua si no pueden pagarla. Tienen que pedir comida a Cáritas... Pienso que a ellos también habría que ayudarles ¿no?

Me cuenta que, para ella, el problema no son los negros sino los argelinos. Que los hay a patadas, dice. Que se cuelan ilegalmente en la ciudad, no sabe cómo, dice. Que al ser menores van a un centro pero que cuando cumplen los dieciocho salen a la calle y entonces es cuando vienen los problemas.

-Son muy agresivos y peligrosos. Van en pandillas. Se dedican a robar y a delinquir. A un amigo de mi hermano pequeño lo apuñalaron. A otra amiga suya la violaron. En casa, cada vez que mi hermano sale por ahí, mi madre se queda sufriendo porque los adolescentes son sus victimas preferidas; son vulnerables.

-Últimamente Melilla también sale en los medios por el tema de los yihadistas ¿Qué pasa?

-Antes no existía nada de eso. Ahora si me encuentro a un grupo de barbudos por la calle, cruzo de acera. Me da miedo. También es verdad, que el radicalismo se da en un barrio específico y marginal de la ciudad, La cañada. Es como el de El Príncipe, en Ceuta. Ahí va a pasar algo, se palpa en el ambiente. Los melillenses no entendemos que la policía no haga nada al respecto.

Justo detrás nuestro hay un hombre sentado en una mesa. Es Mayor. Está solo. Fumando. Le pedimos fuego. Nos dice que es de Tetuán y que ahora vive en Tánger. Al enterarse que ella es de Melilla empieza a preguntarle ¿Conoces a Juanito de la ferretería El Candado? Sí, melillense de toda la vida, le responde ¿Y a Antonio de El Pequeño Bazar? ¡Y tanto! Melillense de toda la vida, también.

El hombre ha cogido carrerilla, así que le pido su teléfono para entrevistarlo otro día. Me lo da y, tan educadamente como puedo, le insinúo que tenemos trabajo.

Volviendo a lo nuestro, L me explica que ella quería estudiar arquitectura pero que era joven e influenciable.

-Mi padre me dijo: ¿Y qué vas a construir en Melilla con lo pequeña que es? Mejor estudia Económicas y así me ayudas en la empresa. Como si el mundo fuera tan pequeño...

A los dieciocho años, dejó su ciudad natal y se trasladó a Madrid. Le pregunto qué tal el cambio.

-¡Pues imagínate!-Y al decirlo se le ilumina la cara-. De una ciudad de ochenta mil habitantes a una de tres millones. Sola. Las hormonas en plena efervescencia... Fue una época estupenda. Aunque a mí la carrera nunca me gustó y el trabajo, tampoco. Empecé a currar en la Banca de inversión. Es un mundo de hombres. Si eres mujer te explotan el doble y te tratan de idiota. Además, entras muy temprano y sales tardísimo. Acabé hasta las narices.

-¿Y volviste a Melilla?

-Sí. Pero había pasado nueve años fuera y me costó adaptarme. La ciudad se me quedaba pequeña. Mis amigos estaban ya ennoviados, trabajando, con sus vidas totalmente montadas... yo me aburría como un mono, hasta que me dio por venir a Tánger.

-A veces yo también me lo pregunto...

Me cuenta que su hermano vive aquí y que, de momento, se ha instalado con él. Quiere tomarse un año sabático. Aprender darija (árabe dialectal) pues aunque lo entiende no lo habla. Sus lenguas son el español y el Amazigh (el idioma de los bereberes). También le gustaría colaborar con alguna ONG.

-Vengo de una sociedad tan capitalista... y llego aquí.. ves gente buscando comida en la basura. Entonces piensas: ¿Yo tengo problemas? Por eso me gustaría colaborar con alguna asociación, si puede ser que trabajen conmujeres.

Justo al lado de donde nos encontramos está DARNA. Una asociación local que trabaja con mujeres y jóvenes. Imparten talleres, entre ellos uno de cocina. Para financiarse han montado un pequeño restaurante. Los viernes sirven Cous Cous. Quedamos dentro de un par de semanas para comer ahí.


Volver a la Portada de Logo Paperblog