Revista Cultura y Ocio

Quiero ser nacionalista

Por Igork
Hola a todos. Esta mañana, al despertar, he decidido ser nacionalista. Aprovechando la fuerza que da el nuevo día, he decidido cambiar de vida. Como soy nacido en Barcelona, tengo varias opciones para escoger: podría ser nacionalista catalán, radical o moderado. Problema, tanto los de la ceba como los moderados, estando en el gobierno, han sido campeones de corrupción. ¡Ah, ya está! Me haré nacionalista español, radical o moderado. Un señor nacionalista de Madrid. Pero, pero, ¡ay!, también éstos han sido campeones en las olimpiadas de la corrupción. Pensándolo bien, todos éstos que tanto vociferean, se pelean y se arrancan las uñas, se parecen bastante si cambias una franja o añades otra de oro o rojo añejo. Ambos funcionan mediante un sistema muy viejo. Sistema clientelar: tú me haces un favor y yo te lo devuelvo, tú me eliges y yo meto al sobrino, si la empresa tal gana el concurso, ya sabes, el 3%, etc, etc, etc.  El sistema clientelar se parece, de hecho, a la estructura tribal, aunque algo más sofisticado. Es el sistema de la corrupción sistemática, puesto que no se promociona el mejor sino al que le debes un favor, y mira, hasta rima. De los ascensores sociales, mejor olvidarse y vivir verso a verso, peldaño a peldaño, sudando. Es el sistema que ha regido las sociedades españolas, italianas, austríacas y en parte francesas desde la Segunda Guerra Mundial y antes también. Obviamente, la ventaja de la estabilidad que dieron durante la posguerra, (en Italia esto fue muy importante, en España también) ya no es un precio que valga la pena pagar. En situaciones de emergencia, en situaciones excepcionales hay que dar soluciones excepcionales y no lo que dicen los capos de esta Europa que no funciona o lo que exigen los de tu propio partido, los clientes, tus clientes en una red de favores.  Total, esta mañana me he acercado al consulado de Madagascar y he iniciado los trámites para pedir esa nacionalidad. Los he engañado diciendo que soy muy bueno reparando caminos de arena que no llevan a ninguna parte. Oí decir a un viejo pescador norteamericano que las playas del sur de Madagascar las puestas de sol son eternas. Ya tengo bandera.
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