Revista Arte

Quince años y modelos de gestión: el Museo Guggenheim de Bilbao

Por Lparmino @lparmino

Quince años y modelos de gestión. El Museo Guggenheim de Bilbao

Museo Guggenheim de Bilbao
Fotografía


En vistas a la celebración de los quince años de vida del Museo Guggenheim de Bilbao, inaugurado por las más altas instancias políticas y sociales un 19 de octubre de 1997, las cifras parecen ofrecer datos indiscutibles respecto a la viabilidad y vitalidad de uno de los proyectos más arriesgados del panorama museístico de finales del XX. Destinado a generar imagen y marca de una ciudad renacida después del ocaso de una industria obsoleta y arrinconada por los ritmos globalizadores del nuevo capitalismo, el Museo se ha convertido en emblema y bandera de Bilbao, y en uno de los principales factores dinamizador del turismo de la capital vasca. Sin embargo, el proyecto económico, revestido de forma cultural, no se vio exento de polémica. Desde el alto coste de todo el complejo museístico a cuestiones más profundas relativas a la razón última de ser de una institución cultural que se veía abocada a realizar tareas comerciales para subsistir, quebrantando de esta manera la esencia misma del museo como el contemporáneo templo de la cultura que debe ser a ojos de los más puristas.


Quince años y modelos de gestión. El Museo Guggenheim de Bilbao

Interior del Museo Guggenheim de Bilbao
Fotografía: Ardfern - Fuente

Las obras del Guggenheim, edificio debido al arquitecto Frank Gehry, comenzaron el 22 de octubre de 1993 en solemne ceremonia. Nacía así un intrépido proyecto que trataba de rescatar una de las zonas urbanas de Bilbao más castigadas por la reconversión industrial. El propio Gehry había escogido el emplazamiento creando una arquitectura representativa que trataba de rendir homenaje a Bilbao, a su historia y a su entorno natural. La peculiar fisionomía del edificio se convirtió en una de las principales señas de identidad de la ciudad vasca. Desde su apertura en 1997 y hasta 2007, se calcula que el museo ha recibido cerca de un millón de visitantes al año, de los cuales la mitad eran extranjeros.

En medio de todo este ambiente de crisis, económica, moral y, como no, cultural, el Museo Guggenheim sigue ofreciendo un balance positivo de su gestión. Durante el año 2011, el número de visitantes rozó el millón; apenas se registró un mínimo descenso en su Programa de Miembros Corporativos; incluso, se estima que el impacto económico del Museo en la economía del País Vasco durante ese año en cuestión ascendió a 311 millones de euros, casi cien millones más respecto al año anterior (datos recogidos en El Mundo del 2 de enero de 2012).
Sin embargo, no fueron pocas las voces que se levantaron contra este proyecto que trataba de copar todos los presupuestos del departamento de cultura del Gobierno autonómico vasco. Así, el Guggenheim sacó a la palestra aquel viejo debate museológico, temerosos los conservadores de que una vez más una arquitectura espectacular, grandilocuente y demasiado megalómana enturbiase la verdadera esencia de todo proyecto museístico: es decir, su contenido. Desde muchos ámbitos el Museo Guggenheim empezó a ser referido como el “Museo sin contenido” cuyo único valor residía en la capacidad atractiva de su espectacular continente. Sin embargo, el Museo remite a la existencia de una política coherente de fondos y de colección permanente como principal guión que orienta el interés del Museo por el arte contemporáneo, especialmente por el desarrollado a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Quince años y modelos de gestión. El Museo Guggenheim de Bilbao

Richard Serra en el Guggenheim de Bilbao
Fotografía: Wouter Homs - Fuente

Otro aspecto controvertido es el referido al modelo de gestión aplicado al Guggenheim, franquicia otorgada por la Solomon R. GuggenheimFoundation de Nueva York. Existen políticas museísticas contrapuestas: por un lado, los museos anglosajones que priman las estrategias de gestión basadas en métodos tomados de la empresa privada; y otro tipo museológico que se fundamenta en la función del museo como institución pública orientada a ofrecer a sus visitantes unos servicios culturales de orientación social. Sin embargo, el Museo Guggenheim de Bilbao apostó por modelos tomados directamente de sus patrocinados con una ágil y hábil política empresarial traducida a la complejidad y peculiaridad de una institución museística, lo que provocó las condenas y soflamas por parte de los agentes culturales más puristas y radicales que defienden a capa y espada ideas en las que resulta inconcebible pensar el museo desde términos económicos o empresariales. 

Quince años y modelos de gestión. El Museo Guggenheim de Bilbao

Museo Guggenheim en Bilbao
Fotografía: Zarateman - Fuente

Hoy, en un contexto de crisis económica, los museos públicos pueden verse seriamente amenazados por tesis neoliberales en las que es muy difícil conciliar el interés público con el privado. En este contexto, el Guggenheim de Bilbao es una especie de punta de lanza del modelo anglosajón, en el que los museos superviven gracias a la caridad privada (donaciones personales, institucionales o empresariales), en un territorio ibérico defensor del museo público a ultranza. Es por eso, que el Guggenheim de Bilbao, a sus quince años de existencia, ofrece un tipo de gestión que levanta suspicacias entre muchos profesionales de los museos españoles pero que, sin embargo, ha demostrado su viabilidad en tiempos tan sumamente complicados para el modelo cultural social. Ni tanto ni tan poco. Quizás la respuesta esté en el aprendizaje y adaptación de los museos españoles para ser capaces de responder con eficiencia a los nuevos tiempos, ofreciendo cultura y educación de manera equitativa y universal sin menospreciar las posibilidades económicas que los museos pueden ofrecer.   
Luis Pérez Armiño


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