Revista Salud y Bienestar

¿Quisquillosos? ¡A la búsqueda de comida!

Por Coristone @csnutrition76

¿Quisquillosos? ¡A la búsqueda de comida!Hace unos meses, me di cuenta que mi hijo de 4 añitos se comía cualquier cosa que hubiera elegido o encontrado él mismo. Después de sufrir personalmente el trauma psicológico que sólo puede causar una madre preocupada por la salud a su hijo, estoy orgullosa de decir que yo he sometido a mi hijo a las mismas disyuntivas desde que lo desteté a los 6 meses.

Sin embargo, mientras estaba contento comiendo cualquier cosa cuando era bebé, ahora es mucho más selectivo en lo que pone en su boca. Moras compradas del mercado, lavadas y puestas en un bol no le atraen nada pero las que ha cogido frescas de la mata durante las vacaciones y se comió seguramente han cubierto todas sus necesidades de vitamina C para toda la semana.

Tengo la teoría que todos nosotros - y posiblemente los chicos en particular - nacimos cazadores-recolectores naturales; que está codificado en nuestro ADN más primitivo. Fuimos diseñados para correr largas distancias para buscar comida, aguantar periodos bastantes largos sin ella y, sobre todo, trabajar para comer. Aparte de que nuestros cuerpos superan a los efectos dañinos del metabolismo de manera muy distinta si hemos gastado energía en buscarla antes de consumirla, yo creo que el acto de encontrar nuestra propia comida y así proveerla por nosotros mismos (en lugar de dejar que los supermercados lo hagan), nos da más incentivo a comerla. Desde luego desde la perspectiva de un niño pequeño, buscar y recolectar algo antes de comerlo da mucho más gusto puramente de perspectiva divertida. La hora de comer se convierte en un juego en lugar de tarea rutinaria que pasa a menudo a este edad.

Permitiendo a tus hijos tomar la responsabilidad de alimentarse por ellos mismos buscando y encontrando frutas y verduras podrá, en el mejor de los casos, ayudar a que no sea tan quisquilloso, pero aunque esto falle, seguramente les ayudará desarrollar un interés por la comida más tarde. Si llueve y hace frio, o no vives ni siquiera cerca del campo, déjales "buscar" en tu propia cocina. Preséntale los ingredientes crudos que tengas cuantas más veces mejor e involúcrales lo máximo posible. Déjales probar cualquier cosa en su estado crudo - mi hijo solía morder patatas y berenjenas crudas* - y quizas descubrirás que cuando la version cocida esta en sus platos, no se resistan tanto. Los niños aprenden de su mundo y en lo que pueden y no pueden confiar experimentando con la misma cosa repetidamente y seguramente es por eso que empezamos a decirles "para de jugar con la comida". ¡En realidad, podremos darles una ventaja dejándoles jugar! Si tocan, exploran, prueban y experimentan con la comida en su estado natural, deberían empezar a apreciarla y, lo más importante de todo, a confiar en ella. Los niños pequeños sospechan de los nuevos alimentos por una muy buena razón evolutiva - para no envenenarse ellos mismos cuando están solos en la naturaleza. Si les permitimos reconectar con este instinto natural, yo creo que hay una buena posibilidad de que estén mucho más dispuestos a experimentar una vez que hayan visto con sus propios ojos que el alimento es seguro - a que nosotros se les digamos, no es suficientemente bueno.

Está claro que si tienes tu propia huerta se hace todo mas fácil, y me doy cuenta que estamos llegando al invierno cuando buscar comida quizá no recompense mucho, pero todavía nos quedan un par de meses de otoño. ¿Que mejor momento para disfrutar del día buscando moras y champiñones (cuidado si no conoces bien las variedades), ciruelas o manzanas? No obstante, recuerda que requiere bastantes pruebas de algo nuevo para que a un niño le guste y lo acepte así que persiste. ¡A por las botas de agua y a la búsqueda!

* ¡Tengan cuidado, que solo prueben estas cosas -si comen demasiado pueden darle malestar estomacal!


¿Quisquillosos? ¡A la búsqueda de comida!


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