Rabinovich
La primera vez que vi a Les Luthiers fue allá por el año 1988 en el Pabellón Juan Ríos Tejera de La Laguna. Celebraban por entonces su vigésimo aniversario y de hecho así se llamaba la gira que les llevó a Tenerife en aquella ocasión.
Por entonces (¡qué vieja soy!)no había internet ni nada que se le pareciese, había dos canales de televisión y poco más, por lo que era complicado ver una actuación del grupo cómico argentino si no era en directo, aunque sí recuerdo escucharlos en cassetes que circulaban por mi casa, conseguidos seguramente por mi padre de no sé quién.
Presenciar un espectáculo en directo de Les Luthiers era un privilegio que solo unos pocos podían permitirse, especialmente porque las entradas eran escasas y el interés alto. Era además un privilegio porque la puesta en escena de los argentinos suponía una suma de magistrales momentos cómicos unidos a piezas musicales de un nivel excelente procedentes de instrumentos surrealistas.
Recuerdo salir del Ríos Tejera en estado de gracia, repitiendo los distintos números que componían el programa, volviendo a reír cuando te venía a la cabeza alguno de los locos momentos vividos pocos minutos antes. Y recuerdo, especialmente, a Daniel Rabinovich hablando con Felisa en aquel restaurante, aquel magistral monólogo que hubiese querido ser un diálogo y que supuso que Rabinovich contase con una fan incondicional que trató de volver a verlo unos años después en Madrid pero no pudo porque justamente él se indispuso y tuvieron que suspender la actuación.
Rabinovich y Les Luthiers me han dado algunos de los momentos más divertidos de mi vida y hoy que el primero ya no está me alegro de que las nuevas tecnologías me permitan verlo siempre que quiero.