Revista Cultura y Ocio

Radical – @_soloB + @soloparatuitear

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas
[ A cuatro manos con @soloparatuitear ]

Nos conocimos a través de una de esas páginas web de citas. Nunca lo había hecho, pero siempre hay una última y una primera vez para todo, dicen.

Me he vestido intencionadamente pidiendo que me folle nada más verme.

Último vistazo en el espejo. Sonrío y agito mi melena. Me dirijo tres calles más abajo hacia el restaurante en el que hemos quedado.

No lleva corbata, menos mal, un punto a favor. Barba de dos días. Sus ojos rasgados me están comiendo de arriba a abajo. Dos besos. Su mano en mi cintura. Bien, me he excitado solo con el roce. Tiene las manos grandes, bonitas. Debe ser una puta maravilla sentirlas recorriendo mi espalda desnuda. Bebemos vino. Buena conversación. Tío interesante. Corredor de bolsa. Risas. Carcajadas. Manos que se entrelazan intencionadamente.

Nos vamos a tomar una copa a un garito que desconozco. Ha elegido él.

Luz tenue. Sofás en vez de sillas. Camareras que parecen sacadas de revista.

-Dos Gin Tonics, con poco hielo y mucho limón, por favor.

Me gusta su voz, entre varonil y susurrada. Esa mirada me está pidiendo que le bese. Lo hago. Tiene unos labios carnosos, la lengua suave y caliente y besa como un puto animal. Me acaricia suave pero con firmeza. Parece conocer mi cuerpo por la fiera que está desatando en mí. Pero no. Jamás nos habíamos visto antes. Parece experto, sabe lo que le gusta a una mujer y a la vez te hace sentir como si solo a ti te tocase de esa manera. No sé, química lo llaman. Noto su excitación al igual que él la mía.

En pocos minutos me lleva de su mano a una sala semioscura, oigo música distinta a la que sonaba en ese sofá. Está muy oscuro, veo borroso. ¡Qué cabrón!, me ha echado algo en la bebida y ahora me siento como en una piscina de bolas. Floto, estoy extremadamente cachonda, me apetece todo, comerme su boca, la de la chica que nos está mirando y la de su acompañante.

Metanfetamina casi pura. Es una maravilla como desinhibe tus instintos animales y más bonito aún si el animal es una mujer como ella. Pierre y Gabriela están con nosotros para la sesión, teníamos muchas ganas de volver a encontrarnos. Me acerco a Laura y sin dejar de mirarla a los ojos, le aparto los tirantes de los hombros y el vestido cae al suelo. Mientras muerdo su cuello le quito el sujetador y aprieto mi pecho contra el suyo. Está ardiendo. Se ríe y me dice al oído que soy un cabrón y que le da igual. Lo sé. La levanto con mis manos en los muslos y me la llevo a la habitación de al lado donde hay una cama enorme, donde ya están desnudándose ellos. Bajo mi boca desde la suya por el pecho hasta el ombligo, sigo bajando a la vez que le quito las bragas. Tiene un tatuaje que ahora me comeré.

Beso su clítoris, introduzco mi lengua en su vagina mientras rozo con la nariz sus labios, está empapada. Intenta aplastarme con sus muslos. Es el momento. Me separo. Pierre me pasa la fusta y Gabriela ocupa mi puesto.

No sé cómo ha ocurrido. Ha pasado un huracán y aún siento el mareo, el olor a cenizas.

Placer, gritos, dolor, gemidos, furia, miedo en los ojos.

Gotas de sudor bajo la frente, ojos en blanco, último aliento.

No hay pulso ni respiración.

Muerte.

Hugo se ha pasado, esta vez no ha controlado, o si. Quizás quería eso. No lo sé. Lo desconozco, pero huelo la victoria en sus manos. Los dos estamos vivos, muertos de risa y miedo a la vez. Metemos los cuerpos lánguidos y fríos de Pierre y Gabriela en el maletero de su 4×4. Hugo pisa con decisión el acelerador sin apenas pestañear hasta el último túnel que nos lleva al río.

Ya no quedan efectos de la metanfetamina en nosotros, no sé cuánto tiempo ha pasado.

Se acerca. Me susurra al oído mordiendo el lóbulo de mi oreja:

– ¿Follamos? Deshacernos de los cadáveres me ha dado hambre.

Giro radicalmente sobre las puntas de mis pies descalzos y le beso.

– Follemos. Mañana quizás estemos muertos.

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