Sólo por los temazos que incluye esta película, ya merece la pena verla. Pero es que además cada actor está genial en su correspondiente papel, desde el sex-symbol con poco que decir hasta el joven con educación católica que todavía no ha mojado.
Radio encubierta cuenta la historia de una radio pirata que en los años 60 emitía durante las 24 horas del día música rock desde un barco en el Mar del Norte. Sus historias dentro del barco y las triquiñuelas del Gobierno para cerrarla de forma definitiva, son los hilos de este guión en el que es casi imposible no acabar cogiéndole un inmenso cariño a cada uno de los locutores.
Es larga, pero no se nota. Hay tanto que contar y tan bien te quedas cada vez que pinchan un temazo, que dan ganas de que esto, en vez de una película, fuera sólo un capítulo de una serie.
Ni Cuatro bodas y un funeral, ni Notting Hill. Olvidaros del historial de este director y disfrutad de, sin duda alguna, la obra más divertida de Richard Curtis.