Rafael Canogar
"Los creativos evolucionan e incluso cambian en sus formas de expresarse. Pero lo que valida su trayectoria es que siguen siendo coherentes con el pensamiento y con las actitudes éticas que le corresponden como a personas. Es el caso de Rafael Canogar".
Josep M. Cadena. El Periódico. 2 de noviembre de 2001
Para conocer bien el trabajo de un artista no es necesario que se muestren muchas obras suyas, sino que éstas estén bien seleccionadas, como es el caso de la exposición Rafael Canogar: los años informalistas, que se está celebrando en la galería Mayoral de Barcelona.
A través de sólo siete pinturas de grandes dimensiones, el público comprenderá la enorme aportación del artista toledano en el ámbito del informalismo. El comisario es el mallorquín Enrique Juncosa que fue director del Irish Museum of Modern Art de Dublín (INMA) durante el período 2003-2012. Anteriormente fue subdirector del Reina Sofía y del IVAM. Actualmente está comisariando las exposiciones de Yago Hortal en la Fundación Vila Casas de Barcelona y de Miquel Barceló en el Museo Picasso de Málaga.
La galería Mayoral lleva muchos años prestando una gran atención al arte informalista y de postguerra, con autores como Juana Francés, Antonio Saura, Antoni Tàpies, Joan Brossa, Modest Cuixart, Pablo Palazuelo, José Guerrero, Eduardo Chillida, Manuel Rivera y Manolo Millares. Precisamente de éstos dos últimos se está mostrando actualmente una exposición en la otra sede que la galería posee en París, titulada "Rivera-Millares. Éthique de la reparation".
Rafael Canogar (Toledo. 1935) fue uno de los fundadores del grupo El Paso, movimiento impulsado por los también pintores Millares, Saura, Francés, Luis Feito, Rivera y Antonio Suárez, el escultor Pablo Serrano y los críticos José Ayllón y Manolo Conde. Posteriormente se añadirían Manuel Viola y Martin Chirino. La contribución de este grupo fue trascendental para que se descubriera la existencia de la abstracción en España, ya que, según el propio Saura, la intención era la de mostrar "un nuevo estado del espíritu del arte español". Todo ello ocurría en 1957 cuando presentaron su primer manifiesto. Anteriormente en Catalunya, concretamente en 1948, apareció otro grupo vanguardista, en este caso Dau al Set, que se extinguió en 1956, o sea poco antes de que surgiera El Paso. Los integrantes de Dau al Set fueron Tàpies, Brossa, Cuixart, Joan Josep Tharrats, Joan Ponç y el crítico Arnau Puig, recientemente fallecido.
La obra de Canogar es muy amplia, ya que durante su trayectoria creativa se ha movido en diferentes terrenos. Al margen de la pintura también la escultura ocupa parte de su tiempo. Fue el pintor Daniel Vázquez Díaz, artista que trabajó el realismo y el neocubismo, quien le inculcó el interés por las vanguardias, entre ellas la abstracción. En 1955, con sólo 20 años, expone en París y participa en la Bienal Hispanoamericana de Barcelona. Poco después ya forma parte de El Paso. Entre 1956 y 1968 muestra sus obras en diferentes ediciones de la Bienal de Venecia.
Después de su etapa en El Paso, se adentra en el campo de la crítica social y política, sobretodo relacionada con los medios de comunicación, aunque posteriormente, a mediados de los setenta, regresará al ámbito de la abstracción. Más adelante ira simultaneando la figuración con la abstracción que para Enrique Juncosa, este "ir y volver vuelve a ser el resultado de aquella voluntad primera de querer transmitir un estado de ánimo y una confianza en las posibilidades del medio con el que trabaja". Precisamente el crítico Juan Bufill con motivo de una exposición en la desaparecida galería Barcelona en 2007 -donde expuso en diversas ocasiones-, que dirigía Antoni Niebla, señalaba que el trabajo del artista había ido evolucionado "desde el informalismo blanco y negro y desbordado hasta su actual minimalismo sereno y todavía evocador, y entre tanto ha cruzado etapas muy diferentes: figuración con temática social, cabezas abstractas, y luego expresión mediante las texturas de la pasta de papel".
La obra de Canogar no ha merecido la atención que se merece en Barcelona, ya que la mayoría de las exposiciones que se han celebrado han sido en galerías -Greca, Tres Punts, Gaspar. Sebastià Jané i Bach Quatre- y no en museos o fundaciones. Su primera muestra en la ciudad fue en la galería Adrià en 1972, que es el mismo espacio que ocupa actualmente Mayoral.
Canogar: Los años informalistas
La exposición se centra en el período informalista del artista, o sea de 1958 a 1963, etapa muy importante en su trayectoria creativa que, como hemos mencionado anteriormente, ya empezaba a conocerse internacionalmente. No es la primera ocasión que la galería Mayoral exhibe su trabajo, ya que había expuesto Con la rebeldía nace la conciencia y Venecia 1958. El año pasado otro miembro de El Paso, en esta ocasión Juana Francés, también mostró su obra informalista en la galería. Esa época coincide con un momento en el que se trataba de cambiar la situación que se vivía en el país que, para Juncosa, era una "lucha que culminaría con la célebre demanda que quiso llevar la imaginación al poder durante el Mayo del 68 francés".
Las piezas más antiguas de la exposición son Dintel, Pintura nº 24 y Raza, todas ellas pertenecientes a 1958. Las tres aun siendo diferentes cromáticamente, tienen en común el gesto, aunque en Raza predomina el color, concretamente el amarillo. Un amarillo que en su parte superior se fusiona con el gris y el negro gracias a una determinada gestualidad. En cambio, en Dintel las tonalidades neutras son las verdaderas protagonistas a nivel compositivo, ya que ocupan casi toda la tela. Para el comisario esta obra se puede relacionar con el espacio y la arquitectura. Pintura nº 24, recuerda de algún modo al sígnico-gestual Franz Kline e incluso a otro artista más cercano a nosotros, como es el francés Pierre Soulages.
De 1959 son Pintura y Toro de fuego; ambas de parecidas características. Destacan las tonalidades neutras, como ya ocurría con Pintura 24. El movimiento, el ritmo y el dinamismo proveniente del gesto implican cierto dramatismo y existencialismo, como si se tratara de "movimientos magmáticos y angulares, desplazamientos, y conflictos de fuerzas y pulsiones". También Gallo de 1960, podemos incluirla dentro de este apartado gestual, aunque con la diferencia de que el espacio vacío adquiere mayor importancia. Estaríamos delante de una obra entre espacialista y gestual.
Finalmente, las piezas Pintura nº 78 (1961) y Barbecho (1963), son diferentes a las anteriores, principalmente porque están "abiertas a la metáfora y la interpretación". Si las comparamos a las de principios del siglo XXI, es evidente que su preocupación por el color no es el mismo, ya que aún recuerdo la exposición que hizo en la galería Bach Quatre en 2006, donde destacaban los rojos, de la que Josep M. Cadena veía "una manifestación de entrega al color en lo complejo de la simplicidad, tanto en el contenido como en las formas". Previamente ya había dejado de lado el formato convencional del cuadro, en el que incluye fragmentos provenientes de la vida cotidiana. El mismo artista señala que "en toda mi obra hay una síntesis entre lo poético y lo sensible, entre la materia y lo real".
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