El sueño de dos hermanas se hace realidad en el barrio de Gràcia.
Greta y Gioia Raffaelli tenían un sueño: abrir un restaurante que ofreciera una comida auténticamente italiana, esa comida que ellas servían en su casa, la comida de su Italia natal. El sueño se materializó hace cuatro años cuando, junto a su padre Alessandro, las dos hermanas abrieron Raffaelli Restaurante.
En el barrio de Gràcia, en Luís Antúnez, 11 encontramos un rincón de la Toscana. Un restaurante tranquilo y decorado con gusto en el que lo primero que encontramos es su cocina a la vista de la que hay que decir que no es fruto de una redecoración en la que se ha apostado por abrir los fogones a los comensales, algo tan de moda últimamente.
Tras esa gran barra vemos trabajar a Sara Verratti, la chef de Raffaelli Restaurante, así como al resto del equipo. Ella es quién dirige las cacerolas, las sartenes, los sofritos, las pastas y los aderezos que se podrán degustar en su pequeño comedor.
En sus platos nos traen la cocina italiana de diferentes partes del país, con un especial hincapié en la pasta. Todo se hace en casa y para ello, la gran mayoría del producto utilizado es originario del país, aunque no dejan de lado el producto local; mezclando y encontrando la mejor de las armonías en sus propuestas. La pasta casera tiene relevancia en su carta y convive con otro tipo de platos típicos de la cocina mediterránea.
Algunas de las propuestas que Raffaelli Restaurante nos sugiere como entrantes nos llamarán la atención como su pizza frita, un aperitivo que puede ser la pizza margherita o bien servida con salsa trufada y mozzarella. En cambio otros entrantes pueden resultarnos más familiares, como su selección de quesos y embutidos italianos acompañados de “gnocco frito”; una tempura de corvina y gambas; una ensalada o, como imprescindible en cualquier restaurante italiano, una Burrata Pugliese con berenjenas asadas.
Pero si hay algo que no podemos dejar de pedir en Raffaelli Restaurante es su pasta casera. La Tagliatelle de Sandro, una receta del dueño, servidos con espárragos, trufa confitada y huevo duro o unos tremendos paccheri con ragú de jabalí o todo un clásico como unos Spaghetti con almejas serían una buena muestra para disfrutar al máximo de su cocina italiana.
Los postres no deben saltarse, sobre todo, los amantes del tiramisú o de cualquier otro dulce para tener un final dulce en cada comida. El brioche a doble temperatura, caliente y frío, con passion fruit, o la cheese cake con caramelo salado son otros de los ejemplos de las exquisiteces que nos seducirán.
Después de cuatro años, Raffaelli Restaurante encara una nueva etapa sin dejar de lado lo que hasta ahora le identifica y, siguiendo con su cocina hogareña, amplían su oferta con un menú de mediodía de lunes a viernes en el que no falta lo más tradicional.
Aquellos que tengan una lista preferida de italianos tienen que añadir el proyecto de Greta y Gioia como un imprescindible a visitar en Barcelona.