Raimundo de Madrazo: Elegancia costumbrista

La excepcional exposición “Raimundo de Madrazo”, organizada por Fundación MAPFRE y el Meadows Museum, reúne más de cien obras —muchas de ellas inéditas— en la mayor retrospectiva dedicada hasta hoy al refinado pintor madrileño. Un recorrido deslumbrante por la elegancia cosmopolita, el virtuosismo técnico y el mundo sofisticado que Madrazo inmortalizó, revelando la herencia de una saga artística imprescindible y recuperando para nuestro tiempo la sensibilidad exquisita de uno de los grandes nombres de la pintura española del siglo XIX.

Para aquellas personas que todavía no hayan visitado la exposición “Raimundo de Madrazo” les recomiendo que no dejen de hacerlo. La Fundación MAPFRE y el Meadows Museum han conseguido reunir más de 100 obras, algunas de ellas inéditas, del pintor Raimundo de Madrazo (Roma, 1841 – Versalles, 1920), en una magnífica retrospectiva que se puede visitar hasta mediados de enero. Lo extraordinario de esta muestra es la envergadura de lo que se puede ver, nunca conseguida hasta ahora, de un pintor perteneciente a una de las sagas de artistas más relevantes del arte español del siglo XIX. Por tanto, el catálogo de la exposición se convertirá, sin duda, en un referente obligado de la obra de este elegante y refinado pintor.

 

Autorretrato de Raimundo de Madrazo y Garreta,1901. 

Raimundo creció bajo la poderosa influencia de estilos que caracterizan a los miembros de la familia Madrazo, en una transición del neoclasicismo de su abuelo José de Madrazo al romanticismo de su padre Federico de Madrazo. Ambos ostentaron el prestigioso puesto de directores del Museo del Prado. Por tanto, recibió a través de ellos, una formación basada en la tradición académica en sintonía con los cánones clásicos, a lo que se añadiría la gran destreza en el dibujo y el talento de Raimundo desde los siete años. Todo esto le permitió entrar muy joven en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. A la edad de veinte años se fue a París, destino decisivo en su carrera como retratista, en donde acabó especializándose en 1966 en la pintura de género. Representó en adelante escenas de la vida cotidiana con un lenguaje más intimista que el de la pintura histórica o mitológica, que abandonó pronto y que su padre tanto defendió. Raimundo convivió en la capital francesa con corrientes modernas de finales del siglo XIX como el impresionismo, que abriría las puertas a las vanguardias del s. XX. Sin embargo, él se mantuvo fiel a su propio estilo, en continuidad con el pasado. Orientó su arte al gusto del nuevo público burgués, con escenas íntimas y mundanas de la alta sociedad, retratos elegantes y cuadros llenos de virtuosismo matérico. Su visión cosmopolita le convertiría en el retratista predilecto de la alta sociedad internacional, a cuyos salones era invitado. Muy integrado en la vida cultural parisina, este modo de vida y su estética fueron la gran fuente de inspiración de los cuadros de Madrazo, en donde se daban cita músicos, escritores, aristócratas y modelos. Asistía a las soirées parisinas y a los bailes de máscaras, captando con maestría el ambiente frívolo y elegante tal como se refleja en su obra Fiesta de carnaval, que podemos contemplar en la muestra.

'Salida del baile de máscaras', 1878, de Raimundo de Madrazo y Garreta.

Aline Masson Leyendo, Raimundo de Madrazo y Garreta, 1890-1891.

Su arte produjo gran interés en Marcel Proust, que conoció a Madrazo a través de María Hahn, amiga íntima del pintor. Pero no sólo sus propias obras sino las que coleccionaba el artista en su casa y que también podremos encontrar en la exposición. Proust escribió: “¡Qué museo! Un Greco realmente divino,... Un pequeño Tiépolo, dibujos de Rafael, composiciones de Tiziano que no llegó a pintar…, grabados y dibujos de Goya de una obscenidad deliciosa y, por último, un La Tour. En resumidas cuentas todo lo interesante que quepa imaginar,…”. Toda esta atmósfera le sirvió a Proust de material para posteriores descripciones de personajes de los retratados por Raimundo, como Jacques de Waru y su esposa, que inspiraron directamente a Proust los personajes de las princesas de Orvillers y Nassau, de su monumental novela “En busca del tiempo perdido”.

'Mujer en el jardín', Raimundo de Madrazo y Garreta, 1872-1875.

'La Siesta' Raimundo de Madrazo y Garreta.

Todo este recorrido vital y artístico, de una de las grandes figuras de la pintura española se revela a través de los cuadros de esta muestra, que van relatando el arte de vivir en ese mundo elegante y efímero. Raimundo de Madrazo permaneció olvidado durante décadas, pero vuelve a brillar ahora con fuerza, en cada uno de sus lienzos, su refinada sensibilidad.

- Raimundo de Madrazo: Elegancia costumbrista -                               - Alejandra de Argos -