El triunfo de la muerte. Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569)
Llama la atención lo sencillo que es ponerse de acuerdo en unas cositas (lo que mandan desde fuera) y lo absolutamente imposible que es coincidir en otras. Todo esto la gente lo va interiorizando cada vez más: ahí están las encuestas que muestran cómo el entramado PP-PSOE va cayendo. Y más que caerá: el gobierno del PP todavía tiene (mucho) desgaste por delante y en el PSOE primero tienen que lidiar con los zombies antes de poder salir a la calle.Y mientras tanto, ya ha llegado el día del nuevo paquete de reformas que la Unión Europea lleva recomendando desde tiempos hiperbóreos: subir el IVA, hacer que los funcionarios respondan como en el sector privado, eliminar la deducción por vivienda, abrir la espita de los servicios profesionales, liberalizar sectores comerciales, etc. Lamentablemente, de estas medidas, el gobierno de hombres-topo que tenemos, sólo estará dispuesto a ejecutar aquellas que les toquen más de lejos: subir el IVA, cargarse funcionarios, retrasar ya la edad de jubilación. No veremos a un gobierno del PP meterle mano a notarios, farmacéuticos y demás profesionales porque son la base de su poder local. Tampoco les veremos jamás aprobando una ambiciosa reforma de la ley reguladora de las bases del régimen local porque el suyo es un partido muy vertical (en este punto he de decir que el PSOE pedía referendums para aprobar fusiones de ayuntamientos. Es decir, andan todavía más despistados). Otra pista indicativa de por dónde irán los tiros es la confianza depositada en las diputaciones como sostenedoras de la eutaxia del sistema: los ayuntamientos que no tengan para calzones, recibirán asistencia de las diputaciones. Es decir, ahora repetiremos en cinco o seis mil administraciones locales el gran error del sistema autonómico: dejar en manos de una administración los capítulos de gasto, sin responsabilidades por los capítulos de ingresos; creando una dinámica perniciosa, descontrolada.
La parábola de los ciegos. Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569)
En este sentido, Rajoy dejó claro en su día que no iba a tocar el modelo, aunque el modelo mida diez pisos, tenga tentáculos y coma carne humana. El gobierno, en lugar de hacer política, se ha convertido en una calculadora Casio dedicada a cuadrar las cuentas. Un gobierno elegido debe hacer algo más que hacer sumas y restas: debe decir a la gente a dónde quiere ir, por qué, cómo y qué hace para ir hacia allá. Si ni se plantea esto un gobierno, entonces sustituyámoslo por un ordenador y nos ahorramos las elecciones y todo el tinglado.Iba a decir que hace muchísimo tiempo que no escucho una idea del gobierno, pero mentiría: nunca escuché una idea del gobierno. Se están dando por sabidas muchas cosas y parece que hay una velocidad de crucero hacia la convergencia europea, poco más. En la prensa y en las asociaciones sí se escuchan ideas: casi todas son ideas que en algún momento apelan al poder mágico de algo o de alguien. Me recuerdan a aquel episodio de South Park en el que los gnomos robaban calzoncillos para después de hacer algo, obtener ganancias.
Es muy curioso cómo eso que llamamos sociedad civil va por un lado -televisión y prensa madrileña quiere cargarse las autonomías- y la sociedad política va por otro -aumento de poder de las diputaciones sin detrimento del poder autonómico-. Mientras tanto, la sociedad real se encuentra con que le suben la leche.
Antes de saltar por los aires, las cosas suelen ir estupendamente.
Más:
- Entrevista al presidente de la diputación coruñesa defendiendo que existan las diputaciones porque una vez soñó que un conocido le invitaba a comer melón.
- «...los hombres que causaron el desastre al empujar a la República de Weimar a un callejón sin salida, no eran ningunos fanáticos. Tampoco unos ignorantes ni obtusos doctrinarios ciegos ante la realidad. Simplemente, eran políticos que seguían el método Montesori para dar satisfacción a ese niño caprichoso que es la opinión pública». José Gª Domínguez.
- «En las antiguas monarquías los estamentos intermedios organizados y poderosos -clero y aristócratas- limitaban el poder absoluto del rey en función de sus propios intereses». Visto en Otras políticas.