Revista Opinión

Rajoy y los hijos de buena estirpe

Publicado el 25 febrero 2014 por Vigilis @vigilis
Un mito popular muy arraigado sobre uno de los personajes de la prensa roja más grises que ha parido madre es aquel que pretende hacer pasar a Rubalcaba por "listo", "astuto" o, como diría un profesor de inglés que tenía en el cole "zorraina". El nivel de astucia esgrimido por el portavoz del PSOE (llamarlo líder le quedaría grande, incluso en ese barco a la zozobra que es el PSOE) se escenificó en el último debate sobre el estado de la nación.

Rajoy y los hijos de buena estirpe

Los esclavos tienen barba y llevan minifalda.

Rubalcaba sacó un artículo del Faro de Vigo de hace doscientos mil años en el que un Rajoy gafotas y lleno de granos escribía cosas aleatorias tratando de explicar que los hombres no somos iguales. Para decir lo mismo, bien podía sacar nuestro Alfredo de guardia las palabras del Nuevo Testamento. Pero en fin, sacó las de un Rajoy de 28 años que citaba de oídas textos del siglo VI antes de Cristo en los que se dice que los hijos de buena estirpe superaban a los demás. Alfredo, es que en el VI a. de C. sí se tenía por certeza que la gente de alta cuna era superior a la de baja ralea. De hecho, esto fue un "conocimiento objetivo" hasta época muy reciente.
Puestos a sacarle los colores por algo escrito hace décadas, en ese mismo artículo hay algo que tiene más chicha:
La desigualdad natural del hombre viene escrita en el código genético, en donde se halla la raíz de todas las desigualdades humanas: en él se nos han transmitido todas nuestras condiciones, desde las físicas: salud, color de los ojos, pelo, corpulencia…hasta las llamadas psíquicas, como la inteligencia, predisposición para el arte, el estudio o los negocios.

El ADN no da ninguna información sobre la predisposición para el arte, el estudio o los negocios. Es eso lo que tiene chicha y no lo otro. Y aún así, nos quedaría algún retal que otro que cortar.

Rajoy y los hijos de buena estirpe

Orden espontáneo.

Ciertamente todos somos diferentes y ese hijo de la modernidad que se llama totalitarismo trató de subvertir la naturaleza a golpe de BOE y de fusil. Por eso es bueno distinguir de qué hablamos cuando hablamos de desigualdad. No estamos hablando aquí de que todos estudiemos lo mismo, de que todos ganemos el mismo salario ni de que todos vayamos en transporte público. Hablamos de las oportunidades que tiene cada uno, hablamos de que no nacemos todos en la misma familia, hablamos de que no todos salimos de la misma línea de salida, hablamos de la infanta doña Pilar de Borbón.
No hablamos de llegar todos juntos a la meta, no hablamos de que por ideas estrafalarias todos debemos ser cortados por el mismo patrón, no hablamos de latrocinio. Es más, es que no estamos hablando de elefantiásicos programas estatales para lograr no sé qué objetivos en el plan quinquenal. Hablar de eso es de melones y de comunistas.

Rajoy y los hijos de buena estirpe

Hay cosas que nunca cabrán en un programa estatal.

La desigualdad de oportunidades es un eufemismo para hablar de desigualdad de ingresos porque al fin y al cabo la renta disponible determina las oportunidades que tienes en la vida. Si tenemos a dos pepitos, uno que trabaja cobrando peajes en la autopista por 900 euros al mes y otro viviendo de una renta de inserción social de 200 euros al mes, la diferencia de renta no siempre se va a explicar porque el segundo sea un zote y un vago y el otro un ser listísimo y trabajador. Existen factores que condicionan y explican el desempeño a lo largo de la vida de una persona.
Cada caso es diferente y la estadística la carga el diablo, pero no fallo mucho el tiro si digo que lo que más influye en el desempeño de la persona es su educación. Concretamente su educación en las etapas más tempranas de desarrollo. La diferencia en la atención, cuidado, dieta y estímulo de los niños, está relacionada con el desempeño de su vida adulta, con su desarrollo cognitivo y con hábitos de conducta que lo condenarán para siempre o no.
Sobre decir que una familia de renta alta tiene más incentivos para dar una mejor educación a sus hijos. Es más, una familia de renta alta vivirá en un entorno de familias de renta alta, barrios con menos delincuencia, más limpios, un ambiente más protegido, con mayores estímulos intelectuales, etc. Una familia de renta baja tiene sus posibilidades de dar una mejor educación a sus hijos más limitadas, menos actividades extraescolares, el transporte tarda más en llevarlos a casa (menos tiempo libre), los chavales se juntan con niños que fuman porros con 12 años (bueno, creo que lo de los porros es bastante transversal), etc. Limitar la desigualdad no es la bobada cotidiana que suelta un listo en la tele, del estilo "Cristiano Ronaldo cobra mucho más que el frutero de mi barrio". No. Limitar la desigualdad tiene más que ver con poner una parada de bus más en barrios chungos. Con que la gente de renta baja tenga bonobuses más baratos (insisto en esto porque parte de la desigualdad también se explica por la diferencia de disposición del tiempo), con no emplear un millón de metros de superficie de un ayuntamiento para hacer un campo de golf público que disfrutarán cuarenta fulanos sino con procurar que los colegios públicos de primaria puedan tener talleres extraescolares.

Rajoy y los hijos de buena estirpe

Menos zapateradas de un ordenador por pupitre y más relojes y gafas para los niños.

Limitar la desigualdad no es tener a una diputada progre en el congreso con cincuenta años y fea como un camión diciendo que en su coño no entra ningún obispo, no. Limitar la desigualdad tiene más que ver con que las chicas de dieciséis años de los barrios chungos que se quedan embarazadas puedan tener un nivel aceptable de seguridad sanitaria y económica para criar a su crío en condiciones. Medidas que no son planes súpercomunistas idiotas sino que se parecen más a preguntar a la consellería de educación a ver por qué diablos cada año hay que comprar libros de texto nuevos a la editorial del colega del cuñado del secretario del conselleiro, que además cuestan un ojo de la cara.
Como en este país no existe un debate sobre la desigualdad y todo se queda en una pegajosa plasta demagógica con visos de populismo ramplón, yo doy la batalla por perdida (y tampoco me preocupa mucho el tema ya que España no es un país de rentas muy desiguales). Es que es ver por ejemplo a quienes hacen bandera de la desigualdad exigiendo que bajen las tasas universitarias y apago la tele porque me pregunto en qué clase de planeta sin oxígeno vive esa gente porque a la universidad no llegan quienes no han sobrevivido en las etapas previas.
El problema de la desigualdad es que los universitarios y los pensionistas votan y los niños en edad preescolar no. A veces me pregunto qué ocurriría en este país si hubiera un voto ponderado por número de hijos menores de edad.
Más:
  • Duncan et al. Economic deprivation and early-childhood development. Child Development
    Vol. 65, Nº 2, Children and Poverty (Apr., 1994), pp. 296-318 [PDF]. En los barrios de renta más alta, los niños tienen mejores resultados en los test de inteligencia. Esto no tiene nada que ver con los genes, sino con el tiempo libre de los padres, la calidad de las escuelas de los barrios, etc.
  • W. Steven Barnett. Long-Term Effects of Early Childhood Programs on Cognitive and School Outcomes. Long-Term Outcomes Of Early Childhood Programs Vol. 5 Nº 3 invierno 1995 [PDF]. Programas especiales educativos en edad temprana tienen efectos a corto y largo plazo en el desempeño educativo.


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