Nacido en Asturias en 1904 y fallecido en 1989, fue el empresario fundador de El Corte Inglés.
Todos los días, invariablemente, un hombre menudo y mayor entraba en El Corte Inglés buscando cualquier fallo. No iba a comprar. Se llamaba Ramón Areces y fue el fundador de un imperio que había nacido en 1935 con una pequeña tienda en el centro de Madrid y que cuando murió había convertido en uno de los grandes almacenes más importantes de Europa. Un negocio de oro que aprendió barriendo los suelos de los almacenes El Encanto de La Habana, donde coincidió con su primo Pepín Fernández que sería su gran competidor en Galerías Preciados. Sobrio, trabajador y pragmático, Areces desarrolló sus grandes almacenes huyendo de los créditos bancarios y creando una mística de empresa que convirtió a sus directivos en equipo, a sus empleados en hijos, y a sus clientes en adictos a una marca capaz de atender todas las necesidades de su vida con la única condición de que fuera posible comprarlas.
Un estilo personal que solamente su amor frustrado con la viuda de Ernesto Koplowitz y una hemiplejia fueron capaces de obligarle a dejar en manos de su sobrino y heredero Isidoro Álvarez.