Hará cosa de un mes que dediqué una entrada a las marionetas de Ramón Montserrat y desde entonces que no he dejado de investigar con la ayuda de su familia. Gracias a ellos he conseguido un documento muy útil para conocer mejor su trabajo y el origen de sus obras. Se trata de esta composición con su retrato en el centro rodeado de la mayoría de títulos que él dirigió.
En total aquí aparecen 75 títulos. Entre ellos no está “La monja enterrada en vida” de la que hablé en la entrada anterior pero si que hay muchos otros que me llamaron la atención como “El parricida”, “El Verdugo de Nápoles”, “El sepulturero”, “La posada de sangre”, “Amor y venganza”, “Honra vengada” y otros. Al ver que había tantos, me propuse descubrir si eran adaptaciones de obras conocidas (como la misma monja enterrada en vida) o bien originales del señor Montserrat.
Hasta el momento, de las 10 primeras obras que he buscado información he encontrado coincidencias con otras 3 ya existentes previamente y, aunque no tengo nada más que el título y las fechas que las relacionan, mi intuición dice que voy por el buen camino. Se trata de “Las travesuras de Perico”, “La hija del molinero” y “El suicidio de Adelaida”.
Por lo que he podido descubrir, “Las travesuras de Perico” debería ser la adaptación de un cuento infantil de la británica Beatrix Potter (1866-1943), famosa por sus historias de Peter Rabbit (Perico para los españoles). Cosa curiosa porque Ramon Montserrat solía trabajar más para el público adulto que para el infantil.
Esta era Beatrix Potter
La saga de cuentos de Peter Rabbit empezó en 1902 con la publicación de “The tale of Peter Rabbit” (“El cuento de Perico, el conejo travieso”), tras muchos intentos previos fallidos. Al final, Frederick Warne & Co lo lanzó al mercado y en muy poco tiempo se convirtió en todo un éxito, llegando a ser uno de los libros más vendidos de la historia.
El cuento narra las aventuras de una familia de conejos (Peter, su madre y sus tres hermanas) que visten y caminan como humanos y viven en una madriguera. El protagonista, Peter, siempre se mete en líos al colarse cada dos por tres en el jardín de una familia de humanos, responsables de la muerte del padre conejo.
1ª edición de 1902
En cuanto a “La hija del molinero”, creo que también adapta otra obra infantil. En este caso, el cuento popular alemán “El enano saltarín” (Rumpelstiltskin), recogido por los hermanos Grimm en la edición de 1857 de “Household Tales”.
La historia habla de un rey, la hija de un molinero y un enano malvado llamado Rumpelstiltskin que chantajea a la muchacha hasta extremos inimaginables. Pero al final la chica es mas lista que el enano y acaba saliéndose con la suya.
El malvado Rumpelstiltskin y la hija del molinero
Por lo que a “El suicidio de Adelaida” se refiere, la cosa cambia por completo. Esta sería la adaptación de una novela basada en un hecho real ocurrido en Barcelona el 14 de abril de 1832. Ese día, una barcelonesa de 18 años, despechada por amor, se suicidó lanzándose al mar. La noticia fue publicada en “El diario de Barcelona” días después del suceso y sirvió de inspiración a Joaquín del Castillo y Mayone para escribir “Adelaida o el suicidio”.
“Adelaida o el suicidio” era una novela “musicalizada” en la línea de los relatos del Romanticismo de moda en el siglo XVIII. Eso quiere decir que incluía al final la letra de una canción y la partitura para su acompañamiento al piano. La intención era que fuese leída en grupo y, al terminar, cantar y tocar la canción de la desdichada Adelaida.
La novela cuenta la historia de la pobre camarera Adelaida que se enamora de un penco llamado Evaristo y que la abandona para casarse con una tal Gumarsinda (que también muere más adelante, pero de parto). Adelaida, abandonada y triste, no supera que su amado se haya casado con otra y acaba por suicidarse. Pero la trama se complica y se hace más dramática con la aparición de los padres del trío protagonista: Eugenio (padre de Evaristo), Roberto (padrastro de la suicida) y Octavio (padre de Gumarsinda) se sienten culpables y responsables de los actos de sus hijos y sufren mucho por ello. Se desmayan a menudo y se lamentan un montón.
Imagen de Adelaida lanzándose al mar, que ocupaba el frontispicio de la novela
Después de tanta tristeza y desesperación, la novela acaba con “la canción al suicidio de Adelaida, engañada por su falso amante” para ser cantada en grupo como catarsis final y supongo que en la representación de marionetas así sería. Me imagino al público en pie, llorando a moco tendido y cantando esta canción acompañados al piano por el maestro Joaquim Salvador: