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Rapunzel y las leyes de la física

Publicado el 04 marzo 2011 por Jordiguzman

Rapunzel y las leyes de la física

La primera vez que los animadores gráfi­cos de Disney vistieron a Rapunzel, la pro­tagonista de largos cabellos de Enredados (adaptación del cuento de los hermanos Grimm), se toparon con un problema. Cuando hi­cieron que se girase con rapidez frente a un espejo, ella se quedó paralizada y los múltiples pliegues de su vestido permane­cieron rígidos. Los informáticos se enfren­taban a una dificultad que, durante años, ha supuesto la pesadilla del sector.

«Desde un principio nos propusimos lograr vestimentas más elaboradas que las utilizadas hasta el momento [en ani­maciones computerizadas]», recuerda Rasmus Tamstorf, uno de los principales técnicos de animación de Disney. «Cuan­do un personaje ataviado con ropas suel­tas o de múltiples visos se mueve, los balanceos de la tela crean una gran can­tidad de problemas.»

Para resolverlos, Tamstorf y su equipo entablaron contacto con Eitan Grinspun, informático de la Facultad de ingeniería de la Universidad de Columbia y experto en la respuesta de los materiales ante las colisiones. En 2002, Grinspun había fil­mado la caída de un sombrero y su rebote contra el suelo. Después de estudiar du­rante horas las imágenes a cámara lenta, halló la ecuación más sencilla que descri­bía los movimientos del sombrero. Las variables relevantes incluían la fricción, la elasticidad y la cantidad de movimien­to del objeto al golpear contra el suelo. Después, tradujo esa ecuación a un códi­go informático simple que predecía el movimiento de cualquier material flexible o elástico, ya se tratase de goma, tejidos o planchas de metal.

Pero el elaborado vestido de Rapunzel constituía un desafío aún mayor. Simular el movimiento de ropas con varias capas requiere tener en cuenta miles de colisio­nes potenciales al mismo tiempo. Cuando la cantidad de datos resulta excesiva para un ordenador, este recurre a un progra­ma auxiliar de prevención contra fallos (fail-safe); en estos casos, uno que evite posteriores colisiones entre las capas del tejido. En el pasado, los programas per­mitían el movimiento de la ropa, pero no el desplazamiento relativo entre las ca­pas de tela. Ello otorgaba a la vestimenta una apariencia rígida. Tras meses de tra­bajo, Grinspun y el equipo de Tamstorf dieron con una solución: si bien su códi­go también detenía las colisiones, las capas del vestido aún podían deslizarse unas sobre otras. Además, el programa daba cuenta de la fricción, con lo que el resultado adoptaba una apariencia mu­cho más realista.

Grinspun se enfrenta ahora a un nuevo problema: un código que prediga el movi­miento del cabello, cuyas colisiones son aún más complejas que las de la ropa. Es­pera que sus soluciones aparezcan el año próximo en otra animación.

Artículo publicado en Investigación y Ciencia nº 413, su autor es Adam Piore.


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