Cómo si quisiera compensarme por la excesiva espera del Bloguero invisible, mi Sant Jordi Bloguero llegó como una exhalación, y digo eso porque el día 16 ya lo tenía en casa, con cara de pasmo porque hay que ver que rápido es Correos cuando se lo propone y como nos puede hacer desear el libro en otras ocasiones, aunque quizás no todo sea culpa de la empresa...
Amaneció el día 15 y yo abrí mi correo en busca de una dirección, quería empezar la fiesta y necesitaba saber para que latitudes iba a viajar mi libro. Pero cuando vi el mail de Kayena me dí cuenta de que la dirección era tan ambigua que podía extraviarse el libro. Así que ni corta ni perezosa y sabiendo que me contestaría cuando buenamente pudiera le expuse mis temores y la madrileña que ya esta ducha en estas lides me dio la solución que yo ya había pensado, pero como no soy la anfitriona necesitaba refrendo.
A todas estas la rosa brillaba por su ausencia y es que las manualidades se me dan de pena, y el dibujo que se me da mejor, en este caso fue el tiempo el que se empeñó en que no pudiera pergueñar nada digno dentro del periodo establecido. Así que me lancé a la compra de la rosa, madre mía, posibilidades había muchas pero no debía romperse, no debía pesar mucho para que el envío no se fuera a la parra y el cartero no se acordara de toda mi familia si por casualidades de la vida debía llevarlo toda la mañana encima.
Porque sí señores una piensa en el cartero, que para algo su señor marido lo es y una servidora ha hecho sus pinitos, por más que hace una década salvo algún entreno que no se dedica a estos menesteres. Pero cuando lo hacía se acordaba servidora de la familia de aquellos que recibían sobres o cajas con un volumen elegante y que en el carrito daban por saco durante toda la mañana, si los susodichos no estaban en el domicilio. Por ese motivo, cuando hago un envío lo primero que pienso es en el esforzado cartero que tendrá que acarrearlo con un poco de suerte durante un trecho y con mucha mala suerte durante toda la mañana y encima dejar un aviso y volver con él a cartería.
Al final me decidí, mi rosa era más bien pequeña pero bien bonita, monté el sobre, puse la dire y me fui a la oficina de Correos a depositarlo, que contenta iba oiga y eso que no había cumplido con el plazo y me demoré en un día. Al mediodía mi marido llegó con un sobre que sospeche que podría ser mi Sant Jordi y sí, curiosa que es una, no pudo esperar, lo abrió y tachan... En su interior un paquetito envuelto, una rosa, y también una nota manuscrita deseando que me gustara el libro.
Y os habréis dado cuenta de que sigo manteniendo la tensión y no os digo cual es el libro, una que es algo teatrera y le gusta ver como os mordéis las uñas, jajajaja. Bueno, va no os hago esperar más mi libro es Vacaciones con papá de Dora Heldt, una novela que me llamó la atención cuando se publicó y que ahora tengo la suerte de poder disfrutar. Gracias Lu.
Y aquí debería acabar mi crónica, sin embargo lo que peor llevé el año pasado fue no saber si mi libro había llegado a su destino, si le había gustado la rosa, o si tan siquiera el libro había sido de su agrado, porque fue a parar a uno de los autores y por lo visto no hacía crónica. Pero este año me he sentido recompensada, dos días después de mandar el libro, por no decir al día siguiente, recibí un mail, en el se me informaba de que el libro había llegado bien, para mi tranquilidad, y no sabe lo que se lo agradezco. Pero por deferencia a la bloguera que lo ha recibido y que seguro hace su crónica no voy a desvelar el nombre. Sin embargo, quiero darte las GRACIAS, por el detalle, significó muchisimo para mí.
Y ahora sí, toca dar el cierre a este Sant Jordi Bloguero, deseando que todos hayáis recibido vuestro libro y este haya sido de vuestro agrado. A Kayena, darle las gracias por esta iniciativa y ponerle las pilas para el próximo bloguero invisible. Sí, chicos sí, que soy consciente de que falta mucho, ¿pero vosotros imagináis siquiera por un momento el jaleo que supone montar una iniciativa como esta? Seguro que Ana se tiene que mentalizar para aguantarnos a todos con nuestros miles de correos.
¡¡¡Feliz día del libro!!!