¿Os acordáis de la prueba del programa Masterchef en la que utilizaban el queso Burgo de Arias? pues os dejo un enlace al vídeo por si todavía no lo habéis visto.
Fue tras este programa que se me "antojó" hacer la pasta en casa y darle una nueva oportunidad al aparatito de los ravioli..os cuento cómo sucedió todo a continuación.
MasterChef - P5 - Prueba por equipos
RAVIOLI DULCES CON QUESO Y MERMELADA
Ingrs.
250 grs. de masa dulce de empanada (receta aquí)
9 burguitos de Burgo de Arias
mermelada de tomate
aceite para freír
azúcar glas
En mi fondo de congelador "yacía" desde hacía unas semanas un resto de la masa dulce de la empanada de manzanas y fresas. Como no me gusta tener la masa congelada más de lo estrictamente necesario, decidí que ya era hora de usarla.
Tenía también una mermelada de tomate (esas cosas que encuentras y que luego no sabes dónde utilizarlas) que había comprado en el Mercadona y que estaba a puntito de caducar. Así que se me iluminó la lucecita y zas! raviolis dulces rellenos de mermelada de tomate y dicho y hecho..
Ahhh pero el destino me tenía preparada una sorpesa...sí, no creáis que todo me sale bien a la primera. En la cocina de Lechuza a veces ocurren desastres como en cualquier otra cocina.
El caso es que dejé que la masa descongelase en la parte baja del frigorífico toda la noche. Por la mañana, estiré la masa ayudándome de la máquina de hacer pasta. Hasta ahí todo perfecto.
Una vez estirada, coloqué el accesorio de los ravioli. Se supone que solamente hay que colocar una tira de masa entre los dos rodillos, un poco de relleno en el centro y a girar. Pues dicho y hecho. Giré y al ver el resultado según asomaba por la parte inferior, ví que aquello no estaba bien. Se mascaba la tragedia en la cocina...
Podéis ver en la foto inferior, que además de salirse el relleno por uno de los laterales, los ravioli no quedaban bien sellados y además quedaban sin cortar. Repetimos.
Una vez repetida la acción algo así como 3 veces, decidí que prescindiría del aparatito, lo guardaría nuevamente en su bolsita plástica de burbujas para protegerla de los golpes (que si nadie lo remediaba le iba a propinar yo misma). Volví al principio.
Estiré un nuevo trocito de masa, con un cortador en forma de flor marqué las posiciones.
Sobre cada una de ellas puse media cucharadita de café de mermelada de tomate y en ese momento se me encendió otra lucecita y le puse a cada "flor" un quesito Burgo de Arias.
Cubrí con otra lámina de masa. Hice presión alrededor de los rellenos y con el mismo cortador que utilicé para marcar las flores, corté los ravioli.
Freí en abundante aceite de oliva virgen y dejé escurrir sobre papel de cocina para eliminar el exceso de grasa. Cosa que si fríes a la temperatura adecuada, casi casi no es necesario.
Dejé enfriar los ravioli y espolvoreé con azúcar glas.
Resultado: unos bocados dulces, suaves y tiernos.
Conclusión: no hay mal que por bien no venga!
Texto y fotografías: Pilar Martínez
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LA COCINA DE LECHUZA